¿Qué significa pardo?

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[Par-do] [ˈparðo]

Palabra derivada del latín pardus, leopardo, por el color; ver la palabra pardal.




Diccionario



pardo

  1. [adjetivo]. De color gris obscuro con tinte rojo amarillento, como el de la tierra o el de la piel del oso común.
  2. Obscuro, sombrío. Cielo pardo, nubes pardas. d Dícese de la voz que no tiene timbre claro.
  3. [americanismo]. Mulato (hijo de negra y blanco, o al contrario). Usualmente más común como sustantivo.
  4. [masculino]. Leopardo.

§ Pardo de Bismarck. [química] [medicina]. Colorante básico de anilina, muy usado en histología, en solución acuosa o alcohólica.

§ Bayo pardo. [equitación]. Véase en el articulo Bayo. [definición académica].


 


Sinónimos de "pardo"





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Enciclopedia



Pardo

  1. (Arcadio). [biografía]. Poeta español. Autor de un excelente libro: Un tiempo se clausura, escrito cuando aún era muy joven. Sin embargo los hexámetros de Canto de amor a mi tierra de Vasconia por su ritmo machaqueante, hacen pensar en el estilo de su paisano Basterra, pero vuelve a su lograda emoción de antes en La sangre enardecida.

    Nació en 1928.
  2. (Erancisco—). Militar colombiano de la guerra de la independencia de su pais. Se alistó en las tropas de Nariño e hizo con él la campaña contra Baroya. Curado de una herida en la cabeza, fue uno de los pocos que acompañaron a Nariño en la atrevida empresa de atacar a Pasto por el Egido. Pardo cayó prisionero y fue llevado a Anito. En esta ciudad se casó, y cuando Sucre ocupó dicha capital. Pardo se incorporó a las tropas libertadoras y emprendió con Maza la campaña sobre Pasto. En 1830 apoyó al Gobierno, e igualmente en 1849, como jefe de las milicias de Bogotá, cuyo mando tuvo hasta 1845. Nació en Santa Fe de Bogotá en 1797: murió en 1854.
  3. (Fran císco—). Poeta venezolano. Después de cursar Leyes y desempeñar algunos cargos en la magistratura, dirigió con el carácter de secretario el ministerio de Guerra y Marina; luego fue secretario general del gobierno del Estado de Bolívar, y, finalmente, director en el ministerio de Crédito Público. Como poeta fue premiado en varios certámenes celebrados en Caracas, y una laureada composición suya que un impostor presentó como de propia minerva en una justa literaria en Buenos Aires, obtuvo también preciado galardón, siendo su supuesto autor objeto de grandes elogios hasta que se descubrió la superchería. Colaboró en verso o en prosa en casi todos los periódicos literarios que se publicaron en Caracas durante los últimos veinte años de su vida, y gozó de justa fama. Perteneció a la Academia Venezolana de Literatura, y en el concurso de 1872 fue laureado por dicha corporación y por la Universidad de Caracas. Nació en Caracas en 1830; murió en 1882.
  4. (Gregorio—). Escultor español del siglo XVI, probablemente hijo y discípulo de Vigarny, y uno de los mejores artistas que hubo en Toledo. Se sabe que es de su mano la escultura, adornos y ensamblaje de los cajones en la antesala capitular de invierno de la catedral de Toledo.
  5. (Juan—). Filósofo, poeta y matemático español. Floreció en Italia en el siglo XV y principios del XVI. Por dedicatrlas y versos encomiásticos se sabe que fue amigo de Aecio Sincero Sannazaro, Juan Jovino Pontano y Constantino Láscaris.

    Debió escribir mucho, pero sólo se conocen de él una elegía, unos endecasílabos, y los escazontes, que se hallan al fin de la obra de Pontano Comentationes. Ignacio de Asso consigna la celebridad de Juan Pardo en Italia, en su obra Clariorum Aragonensiurn Monumenta.

    Nació en Aragón.
  6. (Luis—). Poeta español del siglo XVI, muy elogiado por Lope de Vega en el Laurel de Apolo. Aunque muy aficionado al estudio y a la poesía, parece ser que cierta amorosa y novelesca aventura le obligó a trocar la pluma por la espada. En Flandes alcanzó honrosos cargos en la milicia; luego, en busca de gloria y fortuna, pasó al Nuevo Mundo, donde probablemente murió.
  7. (Luis A). Marino chileno de principios del siglo XX. Con su barco Yelcho ayudó a Shackleton a rescatar a sus compañeros que habían quedado aprisionados entre los hielos en la isla del Elefante (1915).

  8. (Manuel—). Político peruano, el primer presidente civil del Perú. Jefe del Negociado de Estadística (1853-1854), fue ministro de Hacienda durante la administración de Mariano Ignacio Prado. Pardo ayudó a José Balta a establecer un Gobierno constitucional y le sucedió como presidente (1872-1876).

    Los gastos irreflexivos del régimen de Balta habían arruinado la Hacienda del Perú. Pardo abogó por cercenar dispendios, reducir el ejército y reformar la administración. En 1873 el Perú concertó un tratado de alianza con Bolivia, y este tratado condujo a la guerra del Pacífico. Después de su período presidencial. Pardo fue presidente del Senado, pero debido a su oposición al militarismo fue asesinado por un soldado. Es recordado por su benevolencia y humanitarismo y especialmente por sus servicios durante la epidemia de fiebre amarilla de 1867. Fundó el primer Banco de Lima (1862).

    Nació en Lima en 1834; murió en 1878.
  9. (Martín—). Platero y dorador a fuego, español, del siglo XVI. Trabajó principalmente en El Escorial, debiéndosele, entre otras obras, las guarniciones en bronce de los libros de coro, las coronas, cetros e insignias de las estatuas de los reyes que decoran la fachada del templo, el dorado de las figuras grandes del retablo mayor, y de muchas piezas para el servicio de la sacristía.

    Su mérito y habilidad, muy apreciados por Felipe II, le valieron ser nombrado platero del rey (10 junio de 1594) y una asignación anual, con la obligación de residir en El Escorial o en Madrid. Murió en Madrid en 1600.
  10. (Miguel Eduardo—). Escritor venezolano, colaborador de buen número de periódicos de América y de Madrid, al que se deben algunos libros, entre ellos: Al trote (colección de cuentos). Semblanzas, Viajeros, Todo un pueblo (novela criolla), etc. (1865-1905).
  11. (P. Aureliano-). Religioso que descubrió en el archivo del convento de Dominicos de Padrón una escritura fechada en Pontevedra el 6 de agosto de 1512, referente a la fundación de un foro religioso, en la que aparece como testigo un Alfonso de Colón, que se supone fuera pariente del descubridor de América. En la escritura consta que Alfonso de Colón era vecino de Pontevedra y que perteneció al gremio de mareantes.
  12. (Pedro Antonio—). Médico argentino del siglo XIX. Tocólogo eminente, alcanzó a figurar entre los más destacados especialistas de América, sobre todo por sus trabajos y estudios de los estados distócicos. (1829-1889).
  13. (Vito—). Escultor italiano, discípulo de Monteverdi. Fue excelente retratista y se dedicó especialmente a la escultura monumental. Entre sus obras mayores figuran el monumento a Cristóbal Colón para la República Argentina, y el monumento erigido a Castelfidardo en la colina de Montecuco.

    Sus mejores bustos son los Victor Manuel III, Benedicto Brin, Enrique Cosenz y de la reina Margarita. Nació en Venecia en 1872; murió en Milán en 1932. dBazán, condesa de Pardo Bazan (Emilia). Escritora española (La Coruña, 185l-Madrid, 1921).

    Miembro de la aristocracia coruñesa por su entronque con una vieja familia gallega, recibió una esmerada educación y fue casada a los dieciséis años con José Quiroga y Pérez de Desa (1868), instalándose en Santiago de Compostela, donde el marido cursaba Derecho; pero, a poco, elegido diputado a Cortes el padre de la escritora, la familia se trasladó a Madrid (1869) cuya vida y costumbres causaron impacto en la joven hasta entonces provinciana. Parte de su biografía juvenil quedará en el libro Memorias de un solterón (1894), aludiendo ahí a la importancia de su temprana iniciación a la lectura en la biblioteca de la condesa de Espoz y Mina, residente en La Coruña. La atracción que la literatura francesa e inglesa habían dejado en su ánimo fue ampliada durante sus viajes por Francia, Bélgica, Alemania, Italia e Inglaterra; a su regreso se entregaría de modo decidido a la novela y a la crítica con artículos que aparecieron en periódicos y revistas y con frecuentes conferencias. El primer viaje, en 1870, despertó una actividad literaria que luego sería incesante. En el balneario de Vichy, a donde los disgustos políticos Hevaron a José Pardo con su familia, la escritora se introdujo en el gran mundo elegante y despreocupado; en Viena visitó la Exposición Internacional (1872), y asistió al estreno de la ópera de Wagner El buque fantasma con gran emoción. Volvería a Vichy en 1880, luego conocería a Victor Hugo en París, leería a Zola a quien también conocería personalmente en 1886 al mismo tiempo que a otros escritores ya consagrados: Huysmann, los Goncourt, etc.; además, en ese momento, lee en versiones francesas toda la narrativa rusa. Con posterioridad visitaría Roma, la Exposición Universal de París (1900), Bélgica. Su labor crítica se verá incrementada gracias a sus contactos con escritores e inteletuales del momento: desde Francisco Giner de los Ríos, que la estimuló con sus consejos desde Jaime (primer libro de la escritora), a Marcelino Menéndez y Pelayo, Zorrilla, Castelar, Cánovas del Castillo, Leopoldo Alas, que primero defenderá las tesis nalliralistas de la Pardo Bazán para luego ponerles ciertos reparos, al revés que Juan Valera, quien comenzó impugnando esas teorías para después elogiar Los Pazos de Ulloa y mantener una relación personal amistosa con Pardo Bazán; y sobre todo, entre otras amistades, la de Benito Pérez Galdós, con quien mantuvo un amor pasional y epistolar que ha merecido la publicación de las cartas cruzadas entre ambos. A partir de 1890, la vida intelectual de Pardo Bazán se incrementa: además de sus volúmenes de cuentos y novelas mantiene activa presencia en la prensa con articulos en toda clase de periódicos y revistas, así como con frecuentes conferencias; fundadora de la revista "Nuevo Teatro Crítico" en 29 fascículos aparecidos entre 1891 y 1893, publicó escritos críticos sobre toda suerte de temas, desde políticos a literarios, femeninos, sociales y costumbristas. Presidente de la sección de Literatura del Ateneo, elevada por Alfonso XIII a la dignidad de condesa, consejero de Instrucción Pública, catedrático de literaturas Neolatinas de la Universidad Central, no conseguiría ingresar en la Academia de la Lengua pese a los esfuerzos y presiones que se hicieron para que una mujer rompiera por fin las trabas impuestas a su sexo por esa institución. Su actividad literaria fue precoz: a los diciséis años aparecían sus primeras composiciones poéticas en el "Almanaque de Galicia", a las que seguirá un poemario dedicado a su hijo y titulado Jaime, mientras hace sus primeras armas en la crítica obteniendo el premio en un certamen literario de Orense con Estudio crítico de las obras del Población Feijoa; la importancia del estudio queda reflejada en el hecho de que la segunda persona premiada fue Concepción Arenal, famosa ya entonces. Antes de 1880 publicará otros trabajos con visos científicos: La ciencia amena, artículos que aparecen en la "Revista Contemporánea", Reflexiones científicas sobre el darwinismo; este primer periodo se remata con nuevos poemas y la aparición de una novela en la "Revista de España", titulada Pascual López. Autobiografía de un estudiante de Medicina (1879), abundante en elementos románticos y hallazgos de carácter esotérico. La década siguiente será de asentamiento y de madurez de los que hasta entonces no había sido más que precocidad juvenil: entre 1880 y 1890 publica ocho novelas y varios libros de ensayo donde se mezclan su interés por la literatura europea, La pedagogía y la literatura del Renacimiento (1889), Por Francia y Alemania (1889), con conferencias sobre acontecimientos políticos enfocados desde perspectivas culturales, La revolución y la novela en Rusia (1887), y búsquedas en las tradiciones, leyendas y folklore de su tierra natal: Folklore gallego; La leyenda de Pastoriza, Mi Romería (1888), De mi tierra (1888).

    Y sobre todo, el gran eje central crítico de los articulos aparecidos en 1882 en "La Época" bajo el título de La cuestión palpitante (en volumen, con prólogo de Clarin en 1883): en esos articulos que defienden el naturalismo impuesto en Francia por Zola, aboga por la naturaleza como tema literario, remontándose a la Biblia, Homero y Dante para demostrar que no es nada nuevo; afirma además que el naturalismo se adecúa perfectamente a la índole del genio español. Este naturalismo promovido por la Pardo Bazán, pese a sus constantes citas a Zola apenas tenía que ver con el francés, por negar desde un principio su fondo determinista, el materialismo y el utilitarismo del autor de Nana. Al propio Zola le extrañaba que la condesa fuese tan fervorosa adicta de su causa por un lado y católica convencida por otro. Una vez rechazada la base determinista del naturalismo, la condesa Pardo Bazán hubo de abogar por un naturalismo diluido, apagado, que en última instancia está más cerca del realismo español que de la modalidad de Zola, aunque suponga un mayor impulso a temas poco desarrollados por aquel; fue una leve vuelta de tuerca a los antecesores, a Pereda, Alarcón, etc., motivada quizá por el desarrollo de las fuerzas intrínsecas del arte realista y que conducirá a una mayor profusión del erotismo, a una mayor libertad en el tratamiento de los personajes, enfocados a través de su psiquis, dañada a veces por problemas de herencia, etc. En cuanto a los temas, prosigue la búsqueda del submundo, de un cosmos donde late el vicio, una patología enfermiza y un virus corrosivo; en cuanto al regionalismo, frente a lo pintoresco o descriptivo de un Pereda, frente a una naturaleza por misma, este naturalismo apunta a una naturaleza con problemas y defectos, con corrosiones que nada tienen que ver con la contemplación lírica. Blasco Ibáñez verá, después de estas tesis, un mundo levantino asolado por la explotación y la propia Pardo Bazán denunciará la barbarie, el monstruismo nato de la aldea. El factor clave de tal evolución se hallaba probablemente inmerso en las premisas del realismo, porque los naturalistas adoptan ante todo una visión crítica de la vida española, como sin panfletos teóricos estaba haciendo Galdós, al par que daba una lección (excesiva, de ahí que resulte trivial), de desretorización del lenguaje romántico. Se tiene en este momento mayor cuidado de la forma, pero sin la retórica falsa del movimiento anterior; una prosa que terminará por crear su propia retórica contra la que se alzará el noventa y ocho, generación que sale en gran medida de los estatutos de la escuela naturalistarealista, de ese afán de convertir la literatura en arma de opinión sobre la realidad del pais. A este texto, pese a todo fundamental para la comprensión de la época, hay que añadir diversos trabajos que durante esos años se centran en la literatura moderna tanto española como extranjera. La literatura y otras hierbas (1887), Discurso a la memoria del poeta José María Gabriel y Galán (1905), Polémicas y estudios literarios (1892), que aborda la obra de sus compañeros de letras coetáneos, como Pereda, Galdós, etc. Lecciones de literatura (1906), Literatura francesa moderna (póstuma), diversas monografías sobre los románticos y los realistas: el duque de Rivas, Zorrilla, Campoamor, Alarcon, Varela, el padre Coloma, etc. Todo ello tiene un interés de época, semejante al que posee sus investigaciones históricas y sus biografías sobre los conquistadores como Hernán Cortés y sus hazañas (1914), Francisco Pizarro y la Conquista del Perú (1917).

    Por lo que a sus libros de viajes respecta, aplica en sus descripciones los nuevos métodos del realismo naturalista, tan diferente de la búsqueda del pintoresquismo que hacían los románticos, demostrando sagacidad personal para la penetración sociológica de la escritora en los medios visitados: reportajes de este tipo son A l pie de la Torre Eiffel (1889), Por Francia y Alemania (1890), Por la España pintoresca (1895), Cuarenta Días en la Exposición Universal de París (1900).

    Por la Europa Católica. Como creadora, la Pardo Bazán cultivó casi todos los géneros literarios: la poesía en su juventud; luego el teatro; pero donde tiene importancia es en el género narrativo, en el que se inicia con la citada Pascual López. Autobiografía de un estudiante de Medicina (1879), claramente realista y moralizadora en algunos enfoques; no así en cuanto a la acción, perdida en búsquedas de piedras filosofales y en efectos de tipo sobrenatural plenamente románticos; pero se insinúan ya las escenas costumbristas que si por su selección (vida estudiantil de las posadas compostelanas) sigue perteneciendo a ese movimiento, por la forma en que están descritas colindan con el realismo. Un viaje de novios (1881) parece zanjar con ese pasado y en su prólogo hace una defensa del naturalismo que preludia su ensayo La cuestión palpitante; de todas formas, el relato pertenece a la estirpe romántica pese a los abundantes datos fisicos y descriptivos con que la autora recarga la narración; y el desenlace resulta conservador con las figuras del jesuíta Arrigotia y el protagonista salvado del suicidio; hay un análisis sociológico de una aldea castellana, descripciones detallistas, por ejemplo, de la ciudad de Vichy donde los recién casados habían dispuesto vivir durante el viaje y cuya llegada de ambos juntos impiden los acontecimientos; esto es lo que vale en la novela: los ambientes. Ese naturalismo incipiente se ahondará en La Tribuna (1883), donde parece superar las vacilaciones que la hacían retroceder en varios planteamientos hacia el romanticismo; realizada según un "método de análisis implacables" en resumidas cuentas esboza un documental sobre la cigarrera Amparo, mujer del pueblo convertida en arengadora de masas y en apóstol de los derechos del proletariado. Al tiempo que cuenta la historia amorosa de la cigarrera, la Pardo Bazán analiza la evolución política española de la década 1860-1870 y en ella aparece por vez primera en la literatura en castellano el obrero, el proletariado como miembro de una clase social: la seducción de esa luchadora por los derechos de los trabajadores a manos de un señorito refuerza aún más el papel de so juzgamiento que tal clase encarna; en ella, los hombres son animales gregarios, maltratados, sin derecho a dignidad ni a limpieza; cuando en el desenlace la cigarrera duda entre el suicidio y la asunción de la deshonra, realiza esta última como símbolo de vitalismo y de lucha. Tanto en esta como en las anteriores novelas de la Pardo Bazán está la consideración del erotismo desde un punto de vista naturalista, que proseguirá en El cisne de Vilamorta (1885), obra que supone un retroceso hacia recursos románticos y un intento de amalgama de ese movimiento con el naturalista; sin embargo, ese erotismo naturalista se inicia aqul, situando la acción en una villa gallega donde los sentimientos eróticos y sentimentales de tres mujeres (una de ellas casi niña e hija de la única casada de las tres) se ven despertados por la aparición de un poeta postromántico en distinto grado en cada una de ellas; de los tres casos de erotismo, el de mayor interés en cuanto a su descripción es el de la niña, cuyo despertar sexual. casi subsconsciente, se adecuaba mejor a las tesis naturalistas que la ilusión sentimental y domeñada por los convencionalismos sociales de su madre, o que la pasión de la maestra, tercera mujer en la discordia; este mismo tema, del despertar erótico en una niña respecto al hombre que frecuenta a su madre, se dará también en una de sus novelas cortas: Belcebú. Luego vienen las dos novelas maestras de la Pardo Bazán, que ahora instala su relato en medios campesinos: Los Pazos de Ulloa y La Madre Naturaleza (1886 y 1887); ambas componen un breve ciclo narrativo: en la primera se radiografía el derrumbe físico y moral de una noble familia rural gallega, los marqueses de Ulloa; la existencia se da en ese marco con una violencia terrible, donde el embrutecimiento y la villanía equipara al aristócrata con servidores como Sabel, su criada, manceba y madre de un hijo suyo; el padre de Sabel, Primitivo, encarna la maldad perversa; dueño efectivo de la hacienda, movido por la venganza precipita y favorece la ruina de sus amos. El papel protagonista no lo desempeña, sin embargo, ningún personaje, sino el campo gallego, la tierra bárbara y violenta que da albergue a esos seres: un "paisaje de lobos" que tiene cúbiles de lobos, paisaje de obscuridad total como la que se cierne sobre el sacerdote Julián en el primer capítulo, cuando cabalga en busca del pazo; una obscuridad cerrada, apretada, óptima para el desarrollo del aullido humano y la pasión desenfrenada, una pasión que entre las tinieblas germina en la camada. Hombres y paisajes se fusionan hasta el punto de que esa sensualidad feroz, esa barbarie medieval parecen propiciados por el ambiente; obscuras fuerzas de la tierra parecen arrastrar al ser a las pasiones más bajas. La Madre Naturaleza agudiza esta violencia partiendo del amor incestuoso de Manuela y Perucho, hijos naturales, sin saberlo ellos, del señor de Ulloa; cuando descubren su parentesco estalla la tragedia: la muchacha ingresa en un convento mientras Perucho parte lejos. La degeneración física y moral de esa aristocracia campesina ha cerrado su ciclo. La tragedia viene dada en esta novela por esos caracteres deterministas, por esa naturaleza contemplada "como madrastra"; y si en Los Pazos ayudaba al hombre, y era hombre y naturaleza al mismo tiempo, aquí se yergue sobre la figura humana sometiéndola con su terrible y omnipoderosa presencia. Aunque hay más matices de acercamiento psicológico, la fuerza de Los Pazos de Ulloa se diluye aquí en la carga de sentimentalidad de los protagonistas y pierde la potencia que le prestaba el cúmulo de elementos pasionales de aquella. De todas formas, la Pardo Bazán tropieza con dificultades a la hora de novelar el interior de esos personajes; conociendo perfectamente lo que debía ser la narración, no logra dominar su temperamento y someterlo a la teoría; y sus héroes salen. narrativamente, hoscos, delineados de forma somera, en una prosa funcional, transparante, sin grandes alardes; su mejor mérito estriba en esa visión terrible y sensual del paisaje de su región, a la que suelda la sensualidad del ser humano; un paisaje en el que domina el pazo gallego como centro de la estructura narrativa, de la vida, de los sombríos impulsos vitales de los personajes, del erotismo dinámico que mezcla fuerzas sociales distintas en la exuberancia de su empuje, reflejo también del influjo de la naturaleza y del medio ambiente sobre los caracteres y actos. De ahí la gran diferencia que hay en este regionalismo frente al de Pereda; este se fija y centra en lo tradicional e inmutable; la Pardo Bazán saca a luz aquello que altera más aún las relaciones entre las clases, aquello que es fuerza vitalista. En sus obras siguientes, la Pardo Bazán rebajará sus aguatintas obscuras situando notas de tipo espiritualista y elementos más ficticios, más "novelescos"; tras Insolación (1889) y Morriña (1889), que ocurren en Madrid aunque sigan siendo sus protagonistas mujeres gallegas, adopta posturas más cercanas al realismo, con una idealización de caracteres y un erotismo latente, más blando y apenas sin sombras, porque la escritora ha difuminado aquellos rasgos, que hubieran podido convertirse en negro chafarrinón, como la seducción que Rogelio consigue de Esclavitud, en Morriña; y en el desenlace, la idea del suicidio no pasa de ser una idea retórica, carente incluso de una fuerza que la sienta.

    En Insolación hay un antecedente de la novelistica del Xx: la influencia climática del calor en la acción es determinante, aunque no alcanza el determinismo que posee por ejemplo en L'étranger de Albert Camus como agente decisivo; desempeñará sin embargo un papel en la seducción como agente erótico. Tras Una cristiana (1890), y tras La prueba (1890), que constituyen de hecho una sola novela, floja en cuanto a tensiones naturalistas e invadida por el idealismo cristiano (rechazo del erotismo y del amor, resignación, obediencia a las leyes impuestas por la religión), viene La piedra angular, considerada como la más zolesca de las novelas de la Pardo Bazán y su última narración naturalista; explora aquí la escritora el mundo urbano, los barrios miserables de la gran ciudad (La Coruña), con sus escenas de subdesarrollo, miseria, promiscuidad, suciedad, ambiente tabernario, segregación social, etc.
  14. Con un verdugo por protagonista: un verdugo que es marginado por su profesión y que se encarga de encarnar la tesis que contra la pena de muerte se expone desde sus páginas ; el doctor Moragas encarna a su vez la parte idealista en lucha: a cambio de la educación gratuita del hijo de Rojo, éste deberá negarse a ejecutar a unos condenados; para cumplir con los dos extremos que lo tironean, con su amor filial y con su sentido del deber, Juan Rojo terminará suicidándose en el mar en una impresionante página final. Tras esta obra negra, la narrativa de la Pardo Bazán irá suavizándose primero en un realismo descriptivo, todavía con toques naturalistas: coincide tal reducción con el fracaso del mundo imperial español, con la crisis que entonces se produjo (1897-1898) ante el desastre definitivo. El ambiente naturalista va dejando paso a ambientes dominados por el espiritualismo: el subjetivismo naturalista convierte en motor de la acción a un pensamiento lleno de convencionalismos e idealizaciones hasta el punto de crear un cosmo decadente, con implicaciones hasta cierto punto modernistas como ha señalado Valera Jácome: los ambientes se refinan (la aristocracia madrileña), los ambientes se multiplican.

    El escenario de El tesoro de Gastón (1897), es más propio de la alta comedia que de las novelas anteriores, y según Balseiro combina con él "apuntes de novela pastoril y episodios de cuentos fantásticos con toques de romanticismo".

    El materialismo naturalista ha sido olvidado y el espíritu todo lo puede; El saludo de las brujas (1898), cuya acción se desarrolla en ambientes aristocráticos franceses, carga sobre un esplritualismo ñoño, nada subjetivista, sino siempre en función de sacrificios y abnegaciones; por otro lado, van cobrando mayor importancia las escenas de carácter descriptivo. La quimera (1905) no hace sino recoger distintas estampas de mujeres decadentes en torno a un pintor también decadente, aunque debe observarse en esta novela el cambio de perspectiva narrativa, con alternancia de visiones omniscientes con las memorias del pintor, con las "meditaciones" de Clara Ayamonte, ejemplo de monólogo inflamado, bullente, encabalgado, anterior en quince años al Ulises de James Joyce Se han observado igualmente en esta novela la mezcla de impresionismo y simbolismo; con La sirena negra (1909), la Pardo Bazán incide en un autobiografismo latente en los títulos anteriores, presentando un personaje desequilibrado, anormal, Gaspar de Montenegro, atormentado por un pasado y angustiado por la "atracción perversa, semirrornántica" de una joven enferma. Hay pasajes sádicos y un mundo turbio que rodea a la joven donde se producen onirismos, violaciones, muertes, tragedias, pero todo ello visto desde el lado decadente más visible y acompañado por una contrapcrtida de personajes ejemplares, más notorios en su última obra, Dulce Dueño (1911), que concluye con la entrada en religión por voluntad propia de la protagonista huera y mundana hasta hacía poco. Al lado de esta producción narrativa hay que señalar los esfuerzos de la Pardo Bazán en el terreno del cuento; junto con Clarín instaura de nuevo este género con categoría artística en la literatura española (si dejamos a un lado los intentos de Alarcón, que sirven de puente entre el romanticismo y el realismo).

    Su producción en este terreno es la más extensa de los novelistas del periodo, aunque su dedicación a él se inició cuando ya había comenzado su despegue del naturalismo en novela, durante su etapa de superación de ese movimiento, insertando corrientes propias del fin de siglo, desde el impresionismo al simbolismo: así. los cuentos de Marineda (1892), cuyo ámbito geográfico es La Coruña; a esta colección siguieron cuentos nuevos (1894).

    cuentos de amor (1896), Cuentos sacro-profanos (1899), donde es visible el simbolismo, acentuado en Cuentos de Navidad y Reyes (1902), Cuentos trágicos (1912) y Cuentos de mi tierra (1922). En cuanto a sus novelas cortas, grupo en el que pueden incluirse La sirena negra y Dulce sueño, hay que añadir algunos títulos como Belcebú, Novelas ejemplares (1906), que al igual que Sudexpress (1909) recoge varias. En este género de relatos y novelas cortas, la escritora gallega oscila del naturalismo a formas más realistas simplemente, donde la influencia no es tanto de Maupassant cuanto de los Goncourf.

    aunque la abundancia le permitió tocar casi todos los temas, desde los sencillamente frívolos hasta los dramáticos, unas veces escritos de acuerdo con los recursos naturalistas ("El vidrio roto", "Las medias rojas"), otros simplemente realistas, otras veces simbolistas ("El caballo Blanco", "El palacio frío", "Juan Soldado", donde aborda los problemas políticos y sociales derivados de la guerra de España contra Estados Unidos).

    Recientemente (1976) se ha editado una novela inédita de la Pardo Bazán, Selva, hallada por el profesor Benito Valera Jácome en la Academia Gallega; está llena de preocupaciones intelectuales y en ella se han mezclado diversos recursos de narrativas folletinescas, para dar un ambiente internacional que la condesa tocaba en sus articulos entre 1913 y 1916.
  15. —Castelló (Vicente). Dermatólogo cubano, que nació en La Habana en 1892. Se graduó en Medicina en 1914. En 1924 obtuvo por oposición la cátedra de enfermedades de la piel en la Universidad de su ciudad natal, que desempeña todavía. Ha publicado muchos trabajos de su especialidad en varias revistas técnicas y, especialmente, en los Archivos de Dermatología y Sifilologia, de Chicago. Ha publicado: Nociones de Dermatología y Sifilologia (1927), de texto en la Universidad de La Habana.
  16. de Figueroa (José Emilio). Teniente de navío de la Armada española. Dio la vuelta al mundo e hizo la campaña del Pacífico en la fragata Numancía. Se dio a conocer como publicista colaborando en gran número de periódicos, ya con su firma, ya con el seudónimo de Pascual Lucas de la Encina. Su hermano Mariano publicó en un volumen sus trabajos literarios con el título de A Igunos escritos ordenados y anotados por el Doctor Thebussem (Madrid, 1875), debiendo hacerse notar que la segunda parte de este libro está consagrada al viaje de circunnavegación de la Numancia. Murió en Filipinas en 1872.
  17. de Figueroa (Mariano). Erudito y escritor español que popularizó su seudónimo Doctor Thebussem, anagrama aproximado de Embuste. Fue aficionado a las investigaciones bibliográficas, a la filatelia, al arte culinario, a la taurornaquia.

    a los problemas filológicos, y descolló principalmente por sus estudios en el ramo de Correos. Queriendo premiar el Gobierno estos servicios, que redundaron en la regeneración del sistema de comunicaciones, él mismo eligió el extraño título de Cartero honorario de España y de las Indias, que le fue concedido, con derecho a franquicia absoluta de correspondencia. Sus obras más conocidas son: La cacografía y los sobrescritos (1870); Literatura filatélica; apuntes para la redacción de un catálogo (1876); Diccionario geográfico postal de España, publicado en 1880; nota bibliográfica (1881); Anales de las Ordenanzas de Correos de España, Nota bibliográfica (1881); Elenco de algunos mapas postales de España (1883); El correo y la pintura (1883); La mesa moderna; cartas sobre el comedor y la cocina cambiadas entre el doctor Thebussem y un cocinero de S. Μ. (1888); etc. Nació y murió en Medina Sidonia (1828-1918).

  18. de Tavera (Félix). Escultor filipino, medalla de plata en la Exposición Universal de París (1889) y diploma de honor en la Internacional de Barcelona (1891). Entre sus obras figuran: Goya (estatua en yeso), C'est moi (estatua de bronce), Miguel López de Legazpi (busto), etc. Residió en la Argentina durante mucho tiempo y allí esculpió los monumentos a Esteban Adrogué, el de Marcos Paz y el de Bernardo Irigoyen. Nació en Manila en 1859; murió en 1932.
  19. de Tavera (Joaquín). Abogado y político filipino, defensor incansable de las libertades de su país, por las que luchó siempre con gran tesón. Se vio perseguido y fue preso en las islas Marianas, y después se le indultó.

    (1829-1883).
  20. de Tavera (Juan). Cardenal y político español, gobernador del reino durante las ausencias del rey Carlos I de España y emperador V de su nombre en Alemania, Racionero de la catedral de Zamora (1494), rector de la Universidad de Salamanca (1504), oidor del Consejo de la Inquisición, y chantre de la catedral de Sevilla, fue enviado por el rey Fernando el Católico como visitador a la chancillería de Valladolid, resultando de su inspección unas ordenanzas que se guardaron como leyes del reino, incluyéndolas en la nueva Recopilación. Siendo obispo de Ciudad Rodrigo (1514), el emperador Carlos le envió a Lisboa para concertar el matrimonio que pretendía con la infanta Isabel, hermana de Juan III, así como el de este rey con Catalina, hermana del emperador. Posteriormente ocupó la silla episcopal de León y la metropolitana de Santiago (1524), y fue designado en este mismo tiempo para la presidencia de la chancillería de Valladolid, donde residía la corte, y para la del Consejo de Castilla, cargo el último que sirvió Tavera quince años con gran prestigio y autoridad. Presidió el arzobispo las ramosas Cortes de Toledo de 1525, y dos años después (1527) las de Valladolid, y al siguiente (1528) las de Madrid, en que se juró al príncipe Felipe, quedando por gobernador del reino durante la ausencia del emperador por su viaje a Italia. Carlos solicitó del papa para Tavera el capelo cardenalicio y le fue concedido en 1531. El cardenal presidió las Cortes de Segovia y acudió a Barcelona con la emperatriz a recibir a don Carlos. Éste le elevó al arzobispado de Toledo en 1534, año en que vacó.

    Durante la expedición de Túnez volvió Tavera a quedar encargado del gobierno de España en asistencia de la emperatriz, y presidió las Cortes de Valladolid y de Toledo. Cesó a ruego suyo en la Presidencia del Consejo Real de Castilla (1539) y fue nombrado, en cambio, Inquisidor general del Reino, y gobernador de los de Castilla y León durante el nuevo viaje de Carlos V a Flandes, que duró dos años, y que se repitió, de modo que Pardo de Tavera seguía siendo gobernador del reino cuando falleció.

    Fundó Tavera el Hospital de San Juan Bautista de Toledo, a cuyo establecimiento legó sus bienes. Nació en Toro (Zamora) en 16 de mayo de 1472; murió el 1 de agosto de 1545.
  21. de Tavera (Trinidad). Médico, político y escritor filipino, que hizo sus primeros estudios en Manila y después cursó la carrera de Medicina en París, que revalidó más tarde en su pais. Fue secretario de la Legación de la República Dominicana en París. Posteriormente Aguinaldo lo nombró consejero suyo, pero pronto presentó la dimisión. Primer jefe del Partido federal de su país y primer director del periódico La Democracia, ha destacado sobre manera por sus conocimientos lingüísticos, etnográficos y de historia de Filipinas, sobre cuyas materias ha publicado numerosas obras, entre las que figuran las tituladas: Etimología de las razas filipinas. Las costumbres de los tagalos. Plantas medicinales de Filipinas, Noticias sobre la imprenta y el grabado en Filipinas, Bibliografía filipina, etc. Nació y murió en Manila (1857-1925).

  22. de Zela (Juan). Mlitar y político peruano, de origen español. Tomó parte en la defensa de Buenos Aires contra los ingleses en 1806, y posteriormente se distinguió en numerosas acciones de guerra en la campaña del Perú, ascendiendo hasta el grado de general. Desempeñó más tarde importantes cargos públicos. (1788-1868).
  23. —Farelo (Enrique). Novelista colombiano, conocido generalmente por el seudónimo de "Luis Tablanca". Ha publicado cuentos muy originales y las novelas: Tierra encantada, en la que describe las costumbres provincianas, y Una derrota sin batalla.
  24. García (Germán). Poeta colombiano nacido en Choachi (Cundinamarca) en 1902; tras perder a su madre a la edad de tres años, se trasladó a las montañas colombianas, a Páramo del Verdón, junto con su padre que había sido presidente de la Suprema Corte de Justicia; en 1908 inició su educación en Bogotá, comenzando filosofía y letras que abandonaría; a la muerte del padre, en 1921. retornó a la tierra de su infancia componiendo entonces sus primeros versos; tras una nueva estancia en Bogotá, se estableció en México donde trabajó como linotipista, diplomático y periodista; dirigió la gaceta cultural "Nivel" y viajó por América y Europa; entregado por entero a la poesía, Germán Pardo se inició en el postmodernismo y formó parte durante su juventud del grupo "Los Nuevos" que en Bogotá constituyó junto con León de Greiff, Jorge Zalamea, César Uribe Piedrahita, etc. pero siempre al margen de los dogmas de escuela, porque defiende su vida interior de presiones externas; se trata, de hecho, de un poeta que busca un misticismo individualista, de fuerte matiz subjetivo aprendido en poetas que le sirven de cabecera: José Asunción Silva, Holderlin, Poe: poetas recogidos, que se insumen hacia sus adentros. Hasta Sacrificio (1943) puede hablarse de una primera etapa formada por ocho libros y antologizada por el propio autor al año siguiente: el verso endecasílabo, y los influjos posmodernistas son la nota dominante de Voluntad (Bogotá, 1930), Los júbilos ilesos (1933), Los cánticos (1935), Los sonetos del convite (1935), Poderíos (1937), Presencia (1938), Selección de sus poemas (1939), Claro abismo (1940), Sacrificio (1943) y Antología poética (1944).

    Con Las voces naturales (1945) arranca una segunda etapa más libre en cuanto a las formas, empleo de versos libre, amplia audacia metafórica, y mayor intromisión del poeta en el mundo que le rodea sin perder su altura cósmica y la mistica de la perspectiva. Los temas son los tópicos del momento: la soledad, la angustia, lo misterioso, la noche y la muerte que sirven para definir tanto el movimiento posterior a la guerra mundial como el romanticismo: de ahí que haya sido calificado de romántico aunque derive su lírica de la rama intelectual de ese periodo; poeta de la soledad, de los recuerdos de la infancia, de la madre no conocida y muerta, aborda los temas de la tragedia universal, vistos por una personalidad llena de matices y de angustias; porque al lado del sereno clima de su poesía está su consternación ante un mundo que no comprende, ante el misterio, ante los abismos internos del hombre; no olvida por ello la relación que esos misterios esenciales mantienen con las circunstancias históricas que vive el hombre, admitiendo el difícil tiempo de vida coetánea, el clamor que el sufrimiento hace lanzar a los desposeídos. En Poemas contempáneos la veta social de Pardo García se vuelca en clamores contra la explotación del hombre y contra la guerra, mensajes dominantes en U. Z. llama al espacio (1954).

    Otras obras suyas son: Apolo Thermidor (1971), Escándalo (1972), Desnudez (1973), Iris pagano (1973).
  25. —Suarez (Vicente). Escritor cubano, que nació en La Habana en 1870. Dedicóse al periodismo y por sus actividades políticas, fue preso por las autoridades españolas y conducido a la Península. En 1902, instituida la República, fue nombrado director del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes. Se le deben los volúmenes siguientes: Prácticas parlamentarias; La elección presidencial en Cuba y Ladrones de tierra.
  26. Valle (Nazario). Novelista y ensayista boliviano nacido en Apolo (La Paz) en 1901, De estudios autodidactas en el campo del comercio y del periodismo, ocupó puestos en la administración pública. Diputado (1933-1934), dirigió "Crónica", "La Calle", "La Gaceta de Bolivia", "La Frontera", "El Progreso" y diversos periódicos más de la capital boliviana o de provincias. Además de ensayos como El sufragio femenino en Bolivia (1933), Bolivia-Paraguay (alegato internacional) (1927-1928), Monografías de las provincias de Caupolicán e Iturralde (1948), Cincochona versus malaria: historia-economía-ciencia (La Paz, 1951) y Calendario histórico de la Revolución Nacional (La Paz, 1957) y de folletos técnicos sobre periodismo, colonización y propaganda turistica de Bolivia, escribió una novela de importancia: Trópico del norte (la novela de un siringai paceño (La Paz, 1949), fresco sobre la vida de la provincia de Caupolicán de intención didáctica y estilo sobrio, más periodístico que literario.
  27. y Aliaga (Felipe). Poeta peruano nacido y muerto en Lima (1806-1868). Hijo de un regente de la Audiencia de Cuzco, se trasladó a Madrid con su familia al inicio de la guerra independentista; estudió entonces en el colegio de San Mateo teniendo por profesor al poeta español Alberto Lista, que le introdujo en el neoclasicismo. En 1828 regresaba a su patria natal para estudiar leyes y dedicarse al ejercicio de la abogacía; diplomático, desempeñó cargos administrativos y puestos políticos como miembro del partido antirrepublicano. Desde las páginas de "El Mercurio" y "El Constitucional" puso de manifiesto sus ideas políticas conservadoras. Hallándose en Chile como miembro de una misión diplomática, permaneció en este país exiliado durante cinco años (1835-1840) por su enfrentamiento al general Santa Cruz; fundó entonces "El Intérprete"; en 1840 era nombrado magistrado del Tribunal Supremo de Justicia y posteriormente ministro de Asuntos Exteriores, miembro de la Real Academia, etc. No fue esa de Chile la única expatriación que vivió por motivos políticos; exilios y persecuciones, polémicas y enfrentamientos agravaron su enfermedad nerviosa que, en los últimos años, le dejó ciego y paralítico. Al año siguiente de su muerte se publicaban en París Poesías y escritos en prosa, que recoge composiciones de tipo vario, prosa costumbrista y teatro. Como poeta. Pardo y Aliaga se había educado en el neoclasicismo de Lista y arrancó con poemas de altos vuelos como la "Oda a Olmedo", las octavas al Perú y la traducción de "La Columna de Vendoma", de Victor Hugo, donde puede apreciarse su adhesión a las normas neoclásicas alteradas en algún poema por innovaciones de procedencia romántica, como la variedad métrica de "La Lámpara".

    Es en los metros y temas que requieren ingenio y gracia donde Pardo y Aliaga salva su nombre, en las letrillas satíricas o burlescas. Las sátiras, desde sus presupuestos políticos, ofrecen la furia de Pardo centrándose contra el pueblo y los ideales republicanos, que desprecia y fustiga.

    En esas composiciones critica las costumbres, aboga por la separación racial, zahiere la democracia y la igualdad ante la ley, fustiga a los gobernantes tachándolos de intrigantes políticos y exige ante todo una libertad impuesta "a palos", un orden que sea enseñado por los sables en poemas como "Constitución política", "El ministro", "El Perú", donde profetiza un porvenir caótico, de "abismo profundísimo", si no lo es ya el presente, para su pais. Esta intención moralizadora, capaz de ver defectos en la organización social y en las costumbressus dotes de observación son muy agudasno le sirve para proponer un programa político válido, porque Pardo y Aliaga habla desde las ideas conservadoras coloniales a un pueblo joven que acababa de conquistar su independencia; de ahí los apodos que recibió de "godo" y "chapetón", porque si es cierto que fustigaba a sus compatriotas, éstos replica ban contra el defensor de España y de las instituciones del pasado. Mayor interés poseen los cuadros y artículos de costumbres dejados en el periódico por él publicado "El espejo de mi tierra" (1859) donde con agudeza, vivacidad y gracia ha trazado tipos, modos de vida y defectos de la existencia peruana, en fotografías impresionistas finamente transpuestas a lenguaje con artículos antológicos como "Un viaje".

    Esta agudeza de observación iba a cobrar mayor importancia aún en su breve producción escénica: se había ensayado en su juventud con una tragedia imitada de Soumet, Clitemnestra; luego reemprendió su trabajo con la sociedad limeña por centro de su atención para criticarla burlescamente en Frutos de la educación (1829), Una huérfana en Chorrillos (1833) y Don Leocadio, o el aniversario de Ayacucho (1833).

    Aunque escénicamente las tres están cortadas por los patrones españoles de Moratín, Iriarte y Bretón de los Herreros, la nota más destacable, aparte de esa regularidad escénica y de la consistencia satírica, es la importancia que da a las notas locales y costumbristas, el fiel reflejo del lenguaje de la sociedad limeña y de sus modos de comportamiento en una época en que el Romanticismo comenzaba a imponer temas exóticos opuestos a lo que fuera popular y típicamente nacional, Sátira, denuncia y moralidad se mezclan en él con una vis cómica y dentro de un equilibrio teatral que le convierten en el mejor dramaturgo peruano y uno de los mejores de su siglo en el continente.
  28. y Aliaga (José). Literato peruano, hermano de Felipe, nacido en 1820. Como su hermano Felipe, se distinguió en el género satírico, aunque en el serio produjo obras tan bellas como la oda A la independencia de América.
  29. y Barreda (José). Jurisconsulto y político peruano, que fue secretario de legación y después Encargado de Negocios de su país en España. En 1889 redactó el escrito de defensa del Perú en el arbitraje de fronteras con el Ecuador sometido al rey de España. Desempeñó los altos cargos de ministro de Relaciones Exteriores y presidente del Consejo de ministros, y en 1904 fue elevado a la presidencia de la República y reelegido en 191,5, retirándose a la vida privada al terminar su mandato en 1919. Nació en Lima en 1864; murió en el balneario de Miraflores (Lima) en 1947.
  30. y Escurra (Francisco Guaicaipuro). Poeta venezolano. Produjo gran número de composiciones, de entre las cuales algunas son populares en su pais. Las más conocidas son: La gloria del Libertador; El poder de la idea; El porvenir de América; La libertad, y Los indianos. (1829-1882).

  31. y Manuel de Villena (Alfonso). Historiador español, marqués de Rafal. Sus estudios y publicaciones de carácter histórico le sitúan en puesto eminente entre los Historiadores españoles contemporáneos. Elegido en 1930 académico de la Historia pera cubrir la vacante producida por el fallecimiento del general Weyler, su recepción se celebró en 1932, leyendo el recipiendario un documentado discurso sobre el tema: Grandes maestros de la Orden de Malta, pertenecientes a las lenguas de Castilla y Aragón en los siglos XVII y XVIII y su intervención en la política internacional de su época. Nació y murió en Madrid (1876-1955).

  32. y Sastron (José). Botánico español del siglo XIX. Con Francisco Loscos, estudió especialmente la vegetación aragonesa, y ambos publicaron en Dresde, merced a la protección de Maurio Willkoum, la obra Serie inconfecta plantarum Aragonue (1863).

    De esta obra se hizo también una edición en España, que lleva el título castellano de Serie incompleta de plantas aragonesas espontáneas, particularmente de las que habitan en la parte meridional, con numerosas noticias que pueden servir al formar el catálogo de plantas de Aragón (Alcañiz, 1866-1867).

    Pardo publicó también un Catálogo y noticias históricas de las santas reliquias existentes en la iglesia parroquial de Torrecilla de Alcañiz (Zaragoza, 1877). Nació en 1822; murió en 1909.




Análisis sintáctico de "pardo"


A nivel sintáctico, "pardo" se puede clasificar de la siguiente forma:


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Frecuencia de uso de "pardo"



Uso en películas

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Uso en libros (hasta 1923)

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Uso en Wiktionary

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Geografía enciclopédica



Pardo

  1. Nombre de varios ríos del Brasil, de los cuales son cuatro los más importantes, a saber: uno en el Estado de Minas Gerais, afluente del San Francisco (curso, 436 km); otro en los Estado de Minas Gerais y Bahía, tributario del océano Atlántico (curso, 792 km); otro en el Estado de Mato Grosso, afluente del Paraná (curso, 500 kilómetros), y otro en el Estado de São Paulo, afluente del Grande (curso, 495 km).

  2. Localidad de la República Argentina, en el partido de Las Flores, de la provincia de Buenos Aires. 1.140 habitantes.
  3. (El —). Villa de la provincia de Madrid, a orillas del Manzanares, que en 1951 fue anexada al municipio de la capital, de la cual forma hoy parte. Antiguo sitio real. Magnífico palacio, última morada de Alfonso XII. Tratado entre España y Portugal (1778).

  4. (El —). Población de Filipinas, en la provincia e isla de Cebú, 6.500 habitantes.