¿Qué significa literatura?
[li-te-ra-tu-ra] [literaˈtura] [liteɾaˈtuɾa]
Del latín litteratūra, derivado de littera, "letra". Originalmente hacía referencia al arte de escribir y leer, así como al conocimiento de las letras.
Diccionario
literatura
- [femenino]. Género de producciones de la inteligencia, cuyo fin es la expresión de la belleza por medio de la palabra. A este género pertenecen la poesía, la novela, la elocuencia, la historia, la retórica, etc.
- Teoría de las composiciones literarias.
- Conjunto de conocimientos adquiridos con el estudio de esta clase de producciones, y en general, instrucción en cualquier ramo del saber humano.
- Conjunto de las obras literarias de un pueblo o de una época. Literatura inglesa; literatura del Renacimiento.
- Por extensión, conjunto de obras que tratan de un arte o ciencia. Literatura médica; literatura jurídica; literatura política; literatura (o producción musical).
§ Literatura de cordel. Pliegos de cordel. [definición académica].
literatura
- Más información.— Se define la literatura como la realización de lo bello por medio de la palabra. Los géneros literarios fundamentales son tres: Poesía, Oratoria y Didáctica. El estudio completo de la literatura comprende: la literatura filosófica, que es la Filosofía de la literatura, llamada vulgarmente literatura general, que entiende en el concepto, elementos, géneros y leyes fundamentales del Arte literario; literatura preceptiva, que fija y ordena todas las reglas de la producción literaria; la historia de la literatura, cuyo objeto es examinar y juzgar las obras producidas en diferentes épocas y países; y la crítica literaria, en su cometido de análisis y juicio, a la luz de la Filosofía de la literatura y de los hechos que presenta la historia literaria. Por extensión, se llama literatura universal, nacional o particular, según comprenda las obras de todas las épocas y de todos los países, de un solo pueblo, o tan solo de un género de composiciones o de una época literaria.
- literatura oriental. Esta literatura comprende la que se desarrollaba en los pueblos de Egipto, Asiria-Caldea, Fenicia, Israel, Persia, China y la India.
- Egipto. En el antiguo imperio de los faraones, la literatura fue abundante, y han llegado hasta nosotros documentos como el papiro Prisse de la Biblioteca Nacional de París, escrito hace 5.000 años. En la poesía lírica y en la literatura de imaginación demostraron una gran frialdad, con la sola excepción del cuento o leyenda de la hermosa Tbului, que en realidad constituye una novela de "análisis psicológico".
En novelas de aventuras es interesante la que se refiere al príncipe Sinuhet y sus andanzas en Siria. En himnos religiosos ocupan el primer lugar los de Tell-el-Amarna y los de Baal-Ammon. Destaca como obra filosófica y moral, El libro de los muertos. - Asiria-Caldea.— Gracias al genio de los asiriólogos se sabe que tuvieron composiciones líricas y épicas, sobresaliendo Los doce cantos de Nemrod, en el undécimo de los cuales se lee una narración del Diluvio Universal que coincide con la conservada por la Biblia.
- Hebrea.— La literatura hebrea ha dejado el incomparable monumento de la Biblia, junto con la Mishná y el Talmud, aparte de otras composiciones literarias de positivo mérito, principalmente las de los judíos españoles (véase el apartado de Literatura dentro del artículo España).
- Persa.— Toda la literatura que de los persas nos ha quedado se reduce a libros escritos en lengua zenda, y casi todos ellos son religiosos. El Zendavesta (comentario sagrado), en la exposición de las doctrinas mazdeístas.
Le sigue el libro de cosmogonía Brundehesch, que, según Gustave Le Bon, está calcado de las creencias caldeas. Otro libro es el Schah-Nameh (Libro de los Reyes), con las leyendas de Persia, y otro el de Locman, con numerosas fábulas al estilo de Esopo. - India.— La literatura india comprende obras de gran vuelo, y el grandioso monumento de su lírica está formado por los cuatro libros de los Vedas: el Rig-Veda, Yayur-Veda, Sama-Veda y el Atharva-Veda, escritos todos ellos en lengua sánscrita y compuestos de himnos y comentarios, con las nociones primordiales de filosofía india sobre Dios, la creación, el alma y sus relaciones con la Divinidad. A estos libros de literatura religiosa siguieron los dos poemas heroicos: el Mahabharata y el Ramayana. En cuanto al asunto de estas dos grandes epopeyas, la primera versa sobre las hazañas de Krishna, encarnación de Vishnú; la segunda, o sea el Ramayana, explica la victoria de Rama, otra encarnación de Vishnú, sobre Ravana, príncipe de los demonios. Además de estos gigantes poemas épicos, la literatura india contiene gran número de poemas filosóficos, eróticos, dramáticos, y la copiosa colección de fábulas del Hitopadesa y los cuentos del Pancha-tantra. La producción dramática está representada, entre otros autores, por los dramaturgos Kalidasa, el más famoso de todos, de entre cuya obra destacan los dramas Sakúntala, Vikramorvasi y Malikagnirnitra.
- China.— El célebre sinólogo francés Juan Remusat afirma que la literatura china es, sin duda, la primera de Asia por lo que hace al número, la importancia y la autenticidad de los monumentos. Las obras clásicas llamadas King ascienden a una época antiquísima. Parece que lo mejor es lo más antiguo: los King, o nueve libros canónicos; el Chn-King, cuya redacción se hace remontar al siglo XXVI aC.; el Yi-King, o "libro de las metamorfosis"; el Tao-te-King, "libro de la virtud y del camino", y los correspondientes a Confucio, considerados como los más notables dentro de la antigua literatura china.
- literatura clásica griega. Es la cuna de la literatura europea. Como en todas las demás naciones, la literatura comenzó en Grecia por la poesía.
- Poesía. Homero ocupa el supremo lugar de la poesía épica. Floreció alrededor del año 900 aC., y siete ciudades se disputaron el honor de ser su patria. Escribió dos poemas épicos, la Iliada y la Odisea. Hesíodo compuso una Teogonía, el Escudo de Hércules y un poema didáctico sobre agricultura titulado Los trabajos y los días. Arquíloco fue el primer poeta satírico, y sus "yambos" fueron tan celebrados como temidos. Tirteo (680 aC) fue uno de los representantes más destacados de la elegía griega, y con sus cantos reanimó a los desalentados espartanos, conduciéndolos a la victoria, mientras Terpandro y Stesícoro, ambos de Lesbos, unieron el talento de la música al de la poesía, alcanzando gran fama en este género elegíaco. Entre los poetas líricos, destacan en primer lugar Alceo de Mitilene, autor del "verso alcaico"; Safo, la más ilustre poetisa de la antigüedad; Anacreonte; Simónides de Ceos; Baquilides, su sobrino; y Píndaro (521-441 aC), nacido en una aldea cerca de Tebas, considerado el príncipe de los poetas líricos, cuyos cuatro libros que componen los Epinicios constituyen el pedestal de su merecida fama en todo el mundo griego.
- Arte dramático. Tespis, poeta del Ática, propagó la tragedia tomando asuntos de la tradición heroica, de las aventuras de Baco y de otros sucesos extraños a este dios. En la tragedia florecieron Esquilo, Sófocles y Eurípides. Esquilo dio a la tragedia la forma que fue adoptada por sus sucesores. Sófocles introdujo en la escena mayor nobleza y regularidad, dejando a un lado las exageraciones de Esquilo. Posteriormente, Eurípides dio más latitud a la tragedia; a él se deben los caracteres de Fedra y de Medea, así como el unir el "coro" a la acción de un modo más esencial que lo habían hecho sus predecesores. En la comedia destacan Aristófanes y Menandro. Aristófanes fue un autor de incomparable pericia teatral y de propensión satírica formidable. Poco antes del reinado de Alejandro, por dedicarse los autores a la pintura general de las costumbres en sus comedias, nació la "comedia nueva", cuyo representante fue Menandro, de quien desgraciadamente solo se conservan algunos fragmentos.
- Historia.— El primero y más insigne de todos los historiadores griegos fue Heródoto. Sus Historias se dividen en nueve libros. Discípulo suyo fue el ateniense Tucídides (471-400 aC), autor de la Historia de la guerra del Peloponeso, dividida en ocho libros, cuyo estilo se convirtió en modelo del aticismo. Le sigue cronológicamente Jenofonte, que escribió las Helénicas (historia de la Grecia desde el año 411 aC. hasta la batalla de Mantinea), la Anábasis o La retirada de los diez mil, y el Elogio histórico de Agesilao, todo ello con una pureza de lenguaje que le valió, según los atenienses, el apodo de Abeja ática.
- La elocuencia.— Las discusiones públicas en las que participaban los ciudadanos y la forma de gobierno de los Estados griegos produjeron la elocuencia. En Atenas, la más democrática de las ciudades griegas, la elocuencia brilló con mayor esplendor. Pisístrato, Cimón, Temístocles, Tucídides, Alcibíades y Pericles fueron formidables oradores, sobre todo Pericles, cuyo prestigio en la elocuencia le permitió ser, en cierto tiempo, el señor de Atenas. Corax de Siracusa, considerado por Cicerón como el creador del arte de la oratoria; Antifonte de Atenas; Trasímaco de Calcedonia; Tarameno de Ceo; y en el siglo IV, Isócrates, Iseo, Tisias de Atenas y Calixto de Siracusa. Demóstenes, nacido en 385 aC. en Peania, cerca de Atenas, fue el más grande de los oradores griegos. Sus famosos discursos, conocidos por las Filípicas, las Olintíacas y el formidable de la Corona (considerado como el tipo más perfecto de la elocuencia humana, por el que Esquines fue desterrado), lo colocan en el primer lugar de la oratoria clásica griega. Contemporáneos suyos fueron Licurgo, Demades, Foción y Esquines.
- Filosofía.— Tales de Mileto fundó la primera escuela griega de filosofía, conocida como la escuela jónica, en la que se enseñaban todas las ramas del saber humano entonces conocidas. De ella surgieron como más célebres alumnos Anaximandro, Anaxímenes y el famoso Pitágoras de Samos, quien se estableció en Crotona (Italia) y fundó la escuela itálica o pitagórica. Jenófanes de Colofón (Asia Menor) se estableció en Elea (Italia) y fundó la escuela eleática, con un sistema filosófico que dio lugar a dos ramas: la panteísta, representada por Parménides y Zenón, y la atomística por Leucipo y Demócrito. Como sofistas, destacaron Protágoras de Abdera, Gorgias de Leontinos (Sicilia), Hipias de Elis, Critias de Atenas, Eutidemo, etc. Sócrates (470-400 aC) dirigió el entendimiento hacia el camino de la verdad, fundando la escuela socrática y sentando las bases de la moral y del derecho natural; consideraba a los dioses de la Grecia como divinidades inferiores subordinadas a un Dios único que gobierna el mundo; no se vanagloriaba de producir ideas, sino de ayudar a nacer las que ya existían.
Platón, discípulo predilecto de Sócrates, fundó la escuela conocida como la académica, llamada así por situarse en el jardín del ciudadano ateniense Academo, en las puertas de Atenas; como filósofo, es eminentemente deísta y espiritualista, y se le conocen unos treinta diálogos, además de la Apología de Sócrates, el Banquete y la República. Durante veinte años, Aristóteles, nacido en Estagira en 381 aC. y que se estableció en el Liceo, fundó la escuela peripatética, cuyas principales ideas se asientan en una parte metafísica, otra psicológica y otra moral, abarcando todas las ciencias, siendo el mayor talento enciclopédico que se ha conocido; sus discípulos fueron Teofrasto y Antístenes, maestro de Diógenes y fundador de la escuela cínica (que sostenía el principio de que "el hombre solo debe cuidar de la virtud", despreciando el decoro, la urbanidad y el aseo), cuyos discípulos incluyeron a Diógenes, Crates, Metrocles, Menipo y el gran satírico Menedemo. Aristipo de Cirene, discípulo de Sócrates, fundó la escuela cirenaica. Más tarde, Epicuro de Gargettos, en las inmediaciones de Atenas, estableció la escuela epicúrea; Zenón de Chipre fundó en Atenas la escuela estoica; y en la misma época, Pirrón de Elea fundó la escuela escéptica, cuya filosofía derivaba de la doctrina socrática, llevando a la máxima "solo sé que no sé nada" a su máxima exageración, deduciendo que no existe ninguna verdad absoluta y, por lo tanto, tampoco ninguna moral. - literatura clásica latina.— La literatura latina no es espontánea ni genial como la griega. Si se dejan de lado la historia y la elocuencia, que llevan el sello de lo nacional, en Roma no aparece una sola obra original.
- Poesía.— La poesía satírica es enteramente romana. Quinto Ennio (234-169 aC), autor de los Anales y Epicarmo, puede considerarse cronológicamente como el primer poeta latino. Dentro de esta poesía satírica siguen Terencio, Lucio Anneo Séneca, Petronio, Marcial y Juvenal. En la poesía didáctica destaca Lucrecio Caro, y en la lírica, Cayo Valerio Catulo. Los principales poetas romanos, sin distinción de género, fueron Virgilio, Horacio y Ovidio, los tres del siglo I dC. (época de Augusto).
- Historia.— Los más importantes historiógrafos romanos son Julio César, Cornelio Nepote, Salustio, Tito Livio y Publio Cornelio Tácito (véanse en las voces correspondientes y en Roma).
- Arte dramático.— El teatro romano es casi igual al griego en cuanto a su disposición. Los más importantes trágicos romanos fueron Pacuvio y Lucio Atilio, hijo de un liberto, autor de la tragedia Brutus, que alcanzó la categoría de pieza nacional. La comedia nació en Roma simultáneamente con la tragedia, gracias a Andrónico, seguido por Cneo Nevio y Quinto Ennio; pero con la aparición de Plauto (254-184 aC) surgió la verdadera comedia, de la que se conservan unas veinte obras. Le siguieron Cecilio y Terencio, autor de seis comedias que se cuentan entre las obras maestras de la latinidad, particularmente los Adelfas.
- La elocuencia.— Durante la República, sobresalieron Junio Bruto (cuya elocuencia determinó la expulsión de Tarquino), Menenio Agripa, Sergio Galba, Catón, Escipión el Africano, y posteriormente los Gracos, Marco Antonio, Escévola, Hortensio Hortalo, César y Marco Bruto (el asesino de César); sobre todos se eleva Marco Tulio Cicerón (106-43 aC), lumbrera máxima del Foro, por discursos políticos como Las Catilinarias (cuatro en número) y Las Filípicas, y por sus discursos jurídicos como Pro Roscio, Pro Archia, Pro Ligurio, Pro Quintio y Pro Milone, que junto con su obra Oratoria lo han consolidado como la figura cumbre de la elocuencia latina.
- Filosofía.— Los romanos desconocieron la filosofía hasta que fue introducida en Roma por griegos como Diógenes y Critolao. Marco Aurelio, emperador romano, se dedicó a los estudios filosóficos y escribió Mis pensamientos. En el siglo I dC., Lucio Anneo Séneca, nacido en Córdoba, escribió doce tratados filosóficos. El griego Plotino, establecido en la Campania (Italia), escribió las Eunéadas, un sistema filosófico que pretendía conciliar todas las antítesis de los filósofos paganos, al que se le dio el nombre de helenismo. Con la muerte de Cicerón, se dice que la filosofía latina desapareció, dando paso a la Era de los retóricos, en la que sobresalió Quintiliano.
- la literatura en la Edad Media.— Las invasiones bárbaras del siglo V dC. acabaron con la cultura romana de Occidente, refugiándose esta en Bizancio, a quienes se debe la conservación de las literaturas clásicas griegas y latinas. En los comienzos del siglo VIII, no se limitaron a salvar los conocimientos adquiridos, sino que se aumentaron con tenaz perseverancia, alcanzando una superioridad científica y literaria indiscutible. Los árabes adoptaron la filosofía de Aristóteles, adaptando argumentaciones escolásticas, y la elocuencia era casi sagrada, sin extenderse más allá de los khatybs.
Cultivaron la novela con especial interés, como se evidencia en las numerosas obras conservadas en la Biblioteca de El Escorial, destacándose Los doce Paladines (supuestamente imitación de Los doce Pares de Francia), El Jardín de los Deseos, Los Suspiros de un Amante y, sobre todo, ¡Ay, hijo del Jordán!. La poesía ocupaba el primer lugar entre los árabes; el componer versos era para ellos una ocupación casi familiar, y sus principales colecciones se distinguían por nombres variados. Carlomagno (724-814) fue el decidido protector de las letras; en cada monasterio y catedral había una escuela, y en su corte se formó una especie de Academia compuesta por letrados encargados de perfeccionar el latín vulgar. Durante la Edad Media, las letras y las ciencias fueron patrimonio de la Iglesia, que las conservó, cultivó y propagó. A
principios del siglo XI, las escuelas anexas a los monasterios se unieron a las creadas en los obispados y catedrales, en las cuales se enseñaba el trivium (Gramática, Retórica y Dialéctica) y, posteriormente, el quadrivium (Aritmética, Geometría, Astronomía y Música), para culminar con Teología y Filosofía. La filosofía escolástica alcanzó su máximo esplendor con Santo Tomás de Aquino. - la literatura desde el Renacimiento.— Al subir al trono Carlos I de España y V de Alemania, surgieron genios que rivalizaban con los primeros del mundo. Huarte escribió su Examen de ingenios, Luis Vives su Filosofía, Miguel Servet publicó obras notables y el teatro tomó vida, avanzando hacia su perfección. Durante el reinado de Felipe IV, el arte dramático pasó de una narración accidentada a la tragicomedia perfecta. En la llamada Edad de Oro de la literatura española surgieron grandes genios como Diego de Saavedra Fajardo con su República literaria; fray Luis de Granada y fray Luis de León; Santa Teresa de Jesús, maravilla de su siglo; San Juan de la Cruz; el jesuita Juan de Mariana, apodado el Tácito español, autor de la monumental Historia de España; Jerónimo Zurita, autor de los Anales de Aragón; y Jerónimo Pujadas, de la Crónica Universal del Principado de Cataluña. Apareció la novela picaresca con el Lazarillo de Tormes y La vida y aventuras de Marcos de Obregón (de Vicente Espinel); Francisco de Quevedo, autor de Historia de la vida del Buscón, de las Cartas al caballero de la Tenaza y del Sueño de las calaveras; Mateo Alemán, Salas Barbadillo, Vélez de Guevara, etc. En la novela sobresale Miguel de Cervantes. El barcelonés Boscán introdujo el soneto en la poesía castellana y aclimató el verso endecasílabo que Garcilaso de la Vega empleó admirablemente; el sevillano Herrera dio a conocer, en versos de enérgica expresión, su Canto a la batalla de Lepanto; Rodrigo Caro escribió las Ruinas de Itálica; Francisco de Rioja, Francisco de Medrano, Luis de Góngora, Alonso de Ercilla, y en la didáctica, Pablo de Céspedes, Juan de la Cueva, etc.
- La elocuencia.— Durante la República, sobresalieron Junio Bruto (cuya elocuencia determinó la expulsión de Tarquino), Menenio Agripa, Sergio Galba, Catón, Escipión el Africano, y posteriormente los Gracos, Marco Antonio, Escévola, Hortensio Hortalo, César y Marco Bruto (el asesino de César); sobre todos se eleva Marco Tulio Cicerón (106-43 aC), lumbrera máxima del Foro, por discursos políticos como Las Catilinarias (cuatro en número) y Las Filípicas, y por sus discursos jurídicos como Pro Roscio, Pro Archia, Pro Ligurio, Pro Quintio y Pro Milone, que junto con su obra Oratoria lo han consolidado como la figura cumbre de la elocuencia latina.
- Filosofía.— Los romanos desconocieron la filosofía hasta que fue introducida en Roma por griegos como Diógenes y Critolao. Marco Aurelio, emperador romano, se dedicó a los estudios filosóficos y escribió Mis pensamientos. En el siglo I dC., Lucio Anneo Séneca, nacido en Córdoba, escribió doce tratados filosóficos. El griego Plotino, establecido en la Campania (Italia), escribió las Eunéadas, un sistema filosófico que pretendía conciliar todas las antítesis de los filósofos paganos, al que se le dio el nombre de helenismo. Con la muerte de Cicerón, se dice que la filosofía latina desapareció, dando paso a la Era de los retóricos, en la que sobresalió Quintiliano. [definición académica].
Sinónimos de "literatura"
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Posibles prefijos y sufijos:
En la palabra literatura, se ha identificado el sufijo -ura, sufijo que forma sustantivos abstractos derivados de adjetivos o verbos, indicando cualidad o resultado de la acción. Ejemplos: "hermosura" (cualidad de ser hermoso), "quemadura" (resultado de quemar).
Análisis sintáctico de "literatura"
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Frecuencia de uso de "literatura"
Uso en películas
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Uso en libros (hasta 1923)
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Uso en Wiktionary
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