¿Qué significa escultura?

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[es-cul-tu-ra] [eskulˈtura]

Palabra derivada del latín sculptura, que significa tallado o esculpido, derivado de sculpere, esculpir.




Diccionario



escultura

  1. Más información. Las primeras manifestaciones del arte eseultórico, aparecen en el paleolítico inferior como período inicial de la cultura humana. En esta lejana época, el hombre modela el sílex por percusión o choque con otra piedra, dándole filo y a veces punta para, cogiéndola directamente con la mano, combatir y defenderse.

    Es el hacha primitiva; primer destello de la escultura que se generaliza después con el grabado y relieve en piedra y huesos de animales, llegando al modelaje de la forma humana en pequeñas estatuas de piedra que en las femeninas presentan como nota curiosa las formas típicas de la femineidad con enorme exuberancia, sin duda como exaltación de un culto femenino a la fecundidad. La Venus de Willenford hallada en Austria en 1908 que se conserva en el Museo de Viena, y los huesos grabados y en relieve que se guardan en los Museos Británico y de Saint-Germain-en-Laye (París), son notables ejemplos de esta escultura primitiva, que en la época neolítica tiene su representación en "menhires" de forma humana, en la del bronce en armas y utensilios, y en la del hierro aparece ya con esplendorosas formas de modela je y estilización. En Egipto, a juzgar por los hallazgos de Abydos, se conocía la escultura a partir de los primeros tiempos históricos, pasando por una serie de evoluciones gracias a las cuales logró perfeccionar su técnica y desarrollar su forma de expresión a base de una observación instintiva del naturalismo. En la Ia y IIa dinastías se inician los caracteres típicos de la escultura del antiguo Imperio en general con buena técnica, rica en observación naturalista y delenido cuidado en las complejidades de la expresión humana. Ya constituidos los ritos funerarios en esta época, se producen en gran abundancia las estatuas del "Doble", inclinándose la escultura sobre todas las demás cualidades artísticas a la exactitud de la efigie como fiel trasunto del personaje vivo, por lo que pueden considerarse como verdaderos retratos. En las dinastías IIIa y IVa los adelantos son notables en este sistema de representación escultórica, muy particularmente en la representación de los ojos. La estatua de Ka-Aper que se conserva en el Museo de El Cairo es un ejemplo notable de este adelanto. Las dinastías Va y VIa, señalan una mayor tendencia a la exactitud de la expresión individual con un estilo totalmente realista según atestigua "El escriba sentado" del Museo del Louvre. A partir de la VIIa dinastía, la escultura decae hasta llegar a la XIIa que resurge con menos fuerza realista, pero con un estilo más sabio y maduro con la rebusca de los detalles de forma, pero poco a poco se acentúa de nuevo la decadencia que con diferentes alternativas sigue hasta el final de la escultura egipcia. La estatuaria se tallaba en madera o piedra calcárea en el período menfítico; en granito, en el tebano, y en basaltos en el saita. Además de cincelar y tallar estatuas, sabían también los egipcios fundirlas en bronce, aunque limitado este procedimiento a las estatuas pequeñas trabajadas después con el buril.

    En general, las estatuas eran de gran tamaño, observándose en las que aparecen sentadas: la cabeza cuidada con detalle; el cuerpo poco flexible; los brazos unidos al cuerpo; las rodillas juntas y las manos apoyadas en las rótulas. El arte del bajorelieve siguió la misma evolución que la escultura. La escultura de la Mesopotamia se conoce desde hace unos 4.000 años antes de Jesucristo, gracias a los hallazgos obtenidos últimamente por [masculino].

    De Sarzec en Tello que se conservan en el Museo del Louvre. En la Caldea se cultivó casi exclusivamente la estatuaria, mientras que en la Asiria el escultor rehuía la escultura de las tres dimensiones limitándose al bajorrelieve. La figura humana jamás se representó desnuda, y es preferentemente la masculina, que aparece casi siempre con la barba rizada en tirabuzones paralelos, y vestidos con largas túnicas cubiertas de suntuosos bordados. Los temas son resueltos a base de figuras legendarias y simbólicas como el buey alado con cabeza humana y alas de águila que adornaba las puertas del palacio de Korsabad y el de Nimrud. En cuanto a los ninivitas, si se excluye la perfección con que interpretaban los animales y las escenas de caza en los bajorrelieves se presenta su escultura, en el concepto artístico, como una escuela arcaica exenta de toda ley de perspectiva con la supresión de los términos de una realidad visual. La escultura fenicia, de la que se conservan muestras interesantes en el Museo Arqueológico de Barcelona procedentes de las excavaciones verificadas en la isla de Ibizo, carece de originalidad. Fenicia, pletorica de vida para el desarrollo comercial, fue un cadáver ante la creación del Arte. La escultura persa responde casi exactamente al tipo asirio con las siguientes diferencias principales: tunica sin indicación de bordados, y mangas largas y flotantes, en vez de las mangas cortas de los asirios; el toro alado persa no tiene cuernos como el asirio, y la parte superior de las alas es completamente horizontal, mientras en los asirios forma una curva muy parecida a la S. El aliento creador del antiguo pueblo griego, ofrece el sorprendente espectáculo de las viejas imágenes esbozadas en el siglo VI (antes de Jesucristo), en el tronco de un árbol, aporta en el siglo V (también antes de Jesucristo), la insuperable perfección de las maravillosas esculturas del Parthenon.

    De la iniciación de la escultura griega existen abundantes ejemplares que sirvieron de base para la formación del Museo de la Acrópolis de Atenas, y en el período que abraza toda la mitad de dicho siglo V, son visibles en la estatuaria y en el bajorrelieve una mayor libertad de forma y la tendencia a producir la sensación del movimiento. El conjunto escultórico de los frontones del templo de Zeus, en Olimpia, y las obras del escultor Mirón "el Discóbolo" y el "Fauno Marcias", como asimismo la "Amazona de Éfeso" de Policletes donde la forma es ya conocida y el movimiento expresado, preparan la gran etapa de la escultura helénica que desarrolla el ateniense Fidias embelleciéndola con una nueva calidad: la vida. Pericles emprende la obra de la nueva Acrópolis y destina 4.000 talentos (22 millones de pesetas) para levantar el Parthenón en cuyos mármoles el aliento vital perdura.

    No podía la augusta Pallas Athenea ser más sublimemente materializada ni podían aquellas esculturas de eternal belleza ser cinceladas por otro genio que el de Fidias. Tres grupos escultóricos componen el conjunto grandioso del Parthenón: los frontones, con la representación del nacimiento de Athenea y su lucha con Poseidón; las metopas, con la guerra de Troya, las luchas entre los dioses y los gigantes, y los combates de los centauros con los lapitas, y por último el friso de las Panatheneas.

    No hay allí figura que no sea un dechado de belleza o deje de reunir a las grandes cualidades de fidelidad y vigor de las esculturas dóricas toda la suprema elegancia jónica. En el siglo IV (antes de Jesucristo) sucede a Fidias otro genio de la escultura: Praxiteles, el escultor del desnudo que muestra a la luz del mundo su gracia como una flor de belleza con matices de expresión únicos. No se conoce sino un original suyo: un Hermes encontrado en Olimpia; lo demás, como la famosa Afrodita o Venus de Cnido, el fauno y el Apolo Sauractono, son copias que se admiran en el Museo Vaticano. Hasta Praxiteles ningún escultor se había atrevido a representar una mujer desnuda. Otro escultor famoso de la misma época fue Scopas de Paros cuyas obras, como la atrogante "Victoria de Samotracia" del Museo del Louvre, se admiran por su vigor y movimiento. Algunos atribuyen a este gran escultor "La Venus de Milo", pero esto no deja de ser una suposición gratuita: nadie sabrá nunca quién hizo la "Venus de Milo", En la época helenística, la escultura griega decae, pero no sin dejar de producir obras magníficas como el "Apolo de Belvedere" debido a Apolonio, la "Venus de Médicis" y el "Germánico" esculpido por Cleómenes.

    Antes de la conquista de Grecia por los romanos, la estatuaria romana se reducía a dos únicas estatuas en bronce: "El orador Aulus Metelius" de Florencia, y "La loba del Capitolio"; pero a raíz de la conquista realizada, llenóse Roma de millares de estatuas griegas, por lo que en un principio la escultura romana fue una copia de la griega que poco a poco llegó a alcanzar un sello personal en sus mármoles y bronces con finalidades concretas como el retrato y el relieve histórico. En Bizancio fue poco cultivada la escultura limitándose a la ornamentación de capiteles y talla de marfiles en la que se mostraron muy hábiles artífices. La escultura árabe se reducía a la ornamentación con los materiales, como decoración escultórica, el estuco, la piedra, el marfil y, por excepción, la madera. Los monumentos más antiguos de ornamentación con estuco son los de Egipto, en las mezquitas de Toulon, de El-Ibzhar, El-Hokem y El-Kamil, y en España la decoración de la Alhambra. El relieve sobre piedra es floral, y sus principales rnonumentos son: la pila de abluciones de mármol que se conserva en el Museo Arqueológico de Madrid y los "Leones de la Alhambra".

    Los trabajos en marfil tienen su mayor florecimiento en España durante el califato de Córdoba, conservándose en el Museo antes citado una arquilla de Pamplona del año 1005, que se considera como una obra de arte de mérito extraordinario. La escultura en madera tiene su representación en las puertas de diferentes mezquitas, en los techos, sillerías, etc. En el período románico, comprendido entre los siglos del VIII al XII, la escultura tuvo un evidente incremento en la ornamentación de los templos que se iban edificando y en la construcción de imágenes, pero en general con desdichada ejecución. Sólo sobresalieron en sus capiteles en forma de cubo, cubierto de esculturas en todas sus caras, figurando flores, escenas de la Biblia, cabezas humanas y de animales fantásticos, escenas profanas, etc. Los claustros de Tarragona son un notable ejemplo de esta clase de capiteles. En el siglo XIII aparece la escultura gótica con Nicolás de Pisa (1245) con un espléndido renacimiento que alborea en el siglo XV con Brunelleschi, Ghiberti, Donatello y Lucca della Robbia (1400-1482).

    Por lo que hace a España, contaba en el siglo XII con el maestro Mateo, autor del "Pórtico de la Gloria" de la basílica compostelana; en el siglo XIV, con Cascales, que esculpió las estatuas de la portada de la catedral de Tarragona, y en el siglo XV, con Gil de Siloe en Burgos, autor de los sepulcros de Juan.
  2. y del infante Alonso en la Cartuja de Miraflores, y con Juan Alemán, en Toledo, a quien se deben las estatuas de la puerta de los Leones de la catedral de esta ciudad. En esta época traduce el escultor todo el modo de ser de la generación a que pertenece, y sus visiones quedan traducidas en gárgolas fantásticas, figurando endriagos, monstruos, fieras, diablos, reptiles, cabezas grotescas, etc. La escultura funeraria crea el tipo de las estatuas yacentes. Al finalizar el siglo XVI cayó en desuso la escultura gótica para dar paso al nuevo estilo llamado Renacimiento, que llegó al apogeo de su florecimiento con Miguel Ángel, a cuyo ejemplo los escultores trataron de reproducir la forma, especialmente del desnudo, cuyo concepto, que fue adaptado inmediatamente en otros países, apenas tuvo entrada en España, donde el idealismo sensual ha tenido siempre pocos partidarios. Alonso de Berruguete, autor del sepulcro del cardenal Tavera y de la sillería del coro de la catedral de Toledo, y con Gaspar Becerra, discípulo de Miguel Ángel. En el siglo XVII, Martínez Montañés, a quien se debe el famoso "Cristo de los Cálices" de la catedral de Sevilla; Alonso Cano, autor del "San Bruno" de la Cartuja de Granada; Pedro Mena, discípulo de Alonso Cano; Francisco Gixón, autor del "Cristo de la Expiación" de Triana; Alonso Martínez, José de Mora, etc. Entre los extranjeros contaba con Juan de Juni y los Leoni (León y Pompeyo), padre e hijo, a quienes se deben las estatuas orantes de las tumbas de Carlos V y Felipe.
  3. en El Escorial. En el siglo XVII, las artes plásticas traducen los gustos característicos del siglo, o sea lo amanerado, lo frívolo, lo vaporoso, hasta los albores del siglo XIX en que triunfa el arte escultórico del italiano Antonio Canova que puede decirse llena todo el período neoclásico. Su obra más notable y típica es el grupo "Eros y Psiquis" del Museo del Louvre. Del contacto entre los escultores de diferentes países europeos y los ejemplos de Canova, surgieron como los más altos representantes de la escultura neoclásica Damián Campeny en España, y el danés Alberto Thorwaldsen en lo restante de Europa. Ya en pleno siglo XIX y parte del XX, aparecen el escultor francés Augusto Rodin y los españoles hermanos Vallmitjana, Rosendo Nobas, Padró, Antonio Susillo, a los que siguieron los contemporáneos Mariano Benlliure, Miguel Blay, Hugué, Casanovas y otros.


 


Sinónimos de "escultura"





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Posibles prefijos y sufijos:



En la palabra escultura, se ha identificado el sufijo -cultura, (Del latín cultüra). Sufijo que indica el "cultivo" o la "crianza" de algo. Se utiliza en términos que hacen referencia a actividades agrícolas o intelectuales. Ejemplos: agricultura (cultivo de la tierra), horticultura (cultivo de huertas).






Análisis sintáctico de "escultura"


A nivel sintáctico, esta es la clasificación de "escultura" teniendo en cuenta también las posibles variantes:


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Frecuencia de uso de "escultura"



Uso en películas

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Uso en libros (hasta 1923)

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Uso en Wiktionary

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