¿Qué significa Cervantes?

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Enciclopedia



Cervantes

  1. (Agustín Ramón). [biografía]. Militar español, que durante la guerra sostenida por los mejicanos para conquistar la independencia, ascendió a coronel. Fue gobernador de Santiago de la Vega (Cuba) y desempeño otros cargos gubernativos. Nació en La Habana y murió en la misma ciudad en 1854.
  2. (Esmeralda—). Véase Cerdá y Bosch (Clotilde).
  3. (Gaspar—). Prelado español que se distinguió notablemente en el Concilio de Trento por su sabiduría. Fue arzobispo de Mesina y de Salermo. Murió en Tarragona en 1572.
  4. (Ignacio—). Compositor cubano. Nació en La Habana en 1847; murió en la misma ciudad en 1905. Estudio en el Conservatono de París y gano los primeros premios de piano y armonía. Dio conciertos en París y Madrid y regreso a Cuba en 1869. En 1876 dio conciertos en Norteamérica. Compuso una sinfonía en do menor; scherzo en si bemol; las zarzuelas La Maledetta y La Exposición; Popourri de aires nacionales (cubanos) que alcanzo un éxito delirante; Hectograph, vals a gran orquesta; y una serie de Contradanzas que se hicieron muy populares y están consideradas los mejor de su producción.
  5. (María—). Compositora y pianista cubana, hija de Ignacio. Estudió con su padre y continuó con González Núñez y Enrique García de 'Pujol. Dotada de gran temperamento, adquirió notable prestigio dando recitales y en actuaciones radiofónicas y grabación de discos. Acabó obras que su padre había dejado sin terminar y compuso otras de gran inspiración. Nació en La Habana en 1889.
  6. (Juan—). Prelado español, nacido en Lora (Sevilla). Fue arcediano de Sevilla, obispo de Ávila y de Segovia, y cardenal (1426) por concesión del papa Martín V. Asistió al Concilio de Basilea bajo el pontificado de Eugenio IV, quien, reconociendo sus méritos, le envió como legado a Italia con el cardenal Albergati para calmar las disputas existentes entre Milán y la República veneciána.

  7. (Juan Guillen—). Escritor español del siglo XVI, autor de unos importantes Comentarios de las leyes de Toro. Nació en Sevilla.
  8. (Vicente—). Botánico y farmacéutico español, nacido en Zafra (Badajoz, 1755); muerto en México (1829), donde estableció, en compañía de Sessc, el primer Jardín Botánico americano. Pronunció numerosos Discursos sobre investigación botánica y dejó muchos manuscritos. Tuvo relaciones científicas con muchos sabios, señaladamente con Ortega, Cavanilles, La Gasea, Humboldt, Bompland, etcétera. Realizo numerosas excursiones científicas, y en 1791 había descubierto ya más de 300 plantas. En 1790, envio a Cavanilles la planta que le sirvió para formar el género dalia. Ruiz y Pavón le dedico el género Cervantesia.
  9. de Salazar (Francisco). Escritor español (Toledo, ciudad 1514 - México. 1575). Estudió en su ciudad natal y paso luego a Salamanca para licenciarse en cánones. A los veinticinco años viajo a Flandes con una comisión especial, convirtiéndose a su regreso en secretario latino del cardenal Loaysa. presidente del Consejo de lndias.

    Catedrático de retórica de la Universidad de Osuna, en 1550 pasó a Nueva España y en 1555 recibió las órdenes sagradas sin haber terminado todavía los estudios teológicos, en los que se doctoraría. En 1559 fue nombrado por el cabildo cronista de la ciudad de México y pocos años más tarde conseguía una canongía (1563).

    Su ascenso en la Universidad le llevó a diputado de Hacienda en 1567, fecha ésta en la que también ocupo el cargo de rector, lo mismo que en 1572-1573. Escribió: Commentaria in Ludovici Vives exercitationes, linguae latinae (1554), obra que contiene tres diálogos sobre México; Túmulo imperial de la gran ciudad de México (1546).

    Postumamente se publicaron su Crónica de la Nueva España (1914) y Cartas recibidas de España (1560-73) (México, 1946).
  10. -Saavedra (Miguel de). Escritor español, nacido en Alcalá de Henares (Madrid) en 1547; fue bautizado el 9 de octubre en la iglesia de Santa María la Mayor, y murió en Madrid el 23 de abril de 1616 del calendario gregoriano, en vigencia en España desde 1582. Fue el cuarto hijo de los siete que tuvo don Rodrigo de Cervantes, cirujano, que ejerció en Alcalá, Valladolid, Madrid, Sevilla, y probablemente en alguna otra ciudad, habido en su matrimonio con doña Leonor de Cortinas. Con su familia residió sucesivamente en Valladolid, Córdoba, Sevilla y Madrid; poco se sabe de sus estudios: aunque sin pruebas concluyentes debió estudiar con los jesuitas de Córdoba o Sevilla y quizá en la Universidad de Salamanca. En Madrid fue discípulo de López de Hoyos, que entonces regentaba el Estudio de Humanidades de Madrid, el cual tomó parte, a nombre de este centro, en el duelo público a que dio lugar la muerte de la reina doña Isabel de Valois, esposa de Felipe 11, y con este motivo escribió un libro. Historia y relación verdadera de la enfermedad, felicísimo tránsito y sumptuosas exequias fúnebres de la serenísima Reina de España Doña Isabel de Valois, Nuestra señora. Con los sermones. Letras y Epitafios a su túmulo, etc., impreso en Madrid en 1569, que, a falta de otros méritos, encierra las poesías consagradas a la fúnebre solemnidad, y entre ellas, unas quintillas, dos sonetos y una elegía de Miguel de Cervantes, a quien su preceptor llama repetidas veces su caro y amado discípulo. También estudió en Sevilla. seguramente en su universidad. En febrero de 1569 partió Cervantes hacia Roma como miembro del séquito del cardenal Giulio Acquaviva; tal salida se supone relacionada con cierto lance en el que resultó herido un tal Antonio de Sigura por mano de un "Miguel de Zerbantes" a quien se condenaba a diez años de destierro y pérdida de la mano derecha; pero no está demostrada la identidad de ese Zerbantes con el escritor, que recorrió, acompañando al cardenal, importantes ciudades italianas: Milán, Florencia, Palermo, Venecla, Parma, Ferrara y Roma: visitas de las que quedan testimonio en sus libros, especialmente en El Licenciado Vidriera. En 1570 se hallaba en la ciudad Eterna, como camarero del citado cardenal, y consta que este año formaba parte de la compañía del capitán Diego de Urbina, perteneciente al tercio del famoso guerrero don Miguel de Moneada, y que no tardó mucho en acreditar su bizarría. El 7 de octubre de 1571 se daba la batalla de Lepanto. Cervantes, siempre soldado, yacía bajo cubierta en la galera de Andrés Doria, La Marquesa, inutilizado, al parecer, para el combate por las fiebres que padecía.

    Llegado el instante de pelear, solicito de Diego de Urbina el puesto de mayor peligro, en lo que se le complacía. Junto al esquife de la galera Marquesa, y al mando de doce soldados, realizo prodigios de valor en aquella jornada de importancia decisiva para las armas cristianas y para la cristiandad toda. Recibió, en la sangrienta lucha, dos arcabuzazos en el pecho y otro que le destrozó la mano izquierda que, desde entonces le quedó inutilizada. De tales heridas y de haber tomado parte en aquella memorable batalla, se enorgulleció toda su vida el glorioso manco, quien así lo declaró en el prólogo de las Novelas ejemplares, en el Prologo al lector de la Segunda Parte del Quijote, en la Epístola a Mateo Vázquez y en el Viaje del Parnaso. Al día siguiente visitó todas las naves don Juan de Austria, quien concedió a Cervantes el aumento de tres escudos en la paga. Restablecido de sus heridas a fines de 1572, fue incorporado al tercio de don Lope de Figueroa, tomando parte en las empresas de Corfú, Navarino y Túnez con un arrojo que le mereció el calificativo de "soldado aventajado" en los partes de lucha. En 1575 solicitó licencia para volver a la patria y la obtuvo de don Juan de Austria, quien le dio cartas de recomendación para Felipe II. a fin de que se le confiara el mando de alguna compañía. Embarcó Cervantes en la galera española Sol, en unión de su hermano Rodrigo, de Pero Diez Carrillo de Quesada y de otras personas de calidad. Pero la galera fue rodeada por una escuadrilla de galeotas turcas que mandaba Marni, renegado albanés, capitán de la nave Mar de Argel, y Cervantes, con el resto de los ocupantes de la Sol, fue conducido a Argel, donde se inició su periodo de cautividad. El arráez Dali Marni, engañado por las cartas de recomendación que llevaba el Pnncipe de los ingenios, le creyó una persona de calidad y se propuso obtener por él fuerte rescate. Pudo fugarse Cervantes y tomó la dirección de Orán; pero, abandonado por el guía moro que le conducía, hubo de volver a Argel, donde recibió severo castigo. A costa de mil sacrificios, su familia pudo reunir una suma para el rescate, el cual llegó a Argel dos años más tarde. Pero, no satisfaciéndole a Dali Marni, le fue aplicado dicho rescate a su hermano Rodrigo. Al recobrar éste la libertad y para satisfacer los deseos de Miguel, que así se lo había encargado, habilitó una fragata armada al mando de un tal Viana, dirigiéndose a Jas costas de África y recalando junto a una casa de campo sita a tres millas del este de Argel, propiedad del alcaide Azán, renegado griego, y cultivada por un cautivo natural de Navarra, conocido por Juan el Jardinero. Había allí una cueva, donde fueron refugiándose los cautivos a medida que se fugaban de la casa de sus amos. Pero aquel intento de liberación quedó frustrado porque la fragata fue apresada por los moros la noche del 21 de septiembre, y, tres días más tarde, por la traición de uno de los conjurados, fueron apresados los fugitivos por veinticuatro infantes de la guardia del rey. Cervantes echó sobre toda la culpa de aquel intento de fuga, por lo que sufrió toda suerte de castigos, estando en trance de perder la vida por cuatro veces por salvar a los cristianos. Para prevenir las peligrosas contingencias que pudiera originar la singular audacia de que daba muestras Cervantes, el rey lo compró a su dueño por quinientos escudos y lo encerró en su baño cargado de cadenas. Finalmente, y tras muchas vicisitudes y diversos intentos para lograr fugarse, fue puesto en libertad el 19 de septiembre de 1580, mediante la entrega de quinientos escudos a su amo y merced a los buenos oficios del padre Fray Juan Gil, de los Trinitarios, que en unión de Fray Antonio de La Bella, se habían trasladado a Argel provistos de socorros con el fin de rescatar cristianos. Volvió, pues, Cervantes a su patria pobre y humillado, motivo por el cual sin duda no fue recibido en ella como sus méritos le hicieron acreedor a que se le recibiera, instalado en Madrid y abandonada la carrera de las armas, ocupó pequeños empleos y escribió sus primeras obras: cuatro comedias representadas sin gran éxito y la Primera parte de la Galatea (1585).

    Por esos años, fruto de sus amores con la mujer de un cómico, Ana de Villafranca, nació una hija, lsabel de Saavedra. Se sabe que el 12 de diciembre de 1584 casó con doña Catalina de Palacios Salazar y Vozmediano, en la villa de Esquivias, donde el matrimonio fijó su residencia. Escribió entonces Cervantes algunos sonetos dedicados a varios autores de la época, y que éstos ponían al frente de sus obras. Pero como esto no le bastara para subsistir, se dedicó a escribir para el teatro. Fueron los años siguientes de penuria: la dote de su mujer le permitió malvivir mientras componía obras dramáticas de algún éxito público y su nombre comenzaba a sonar en el ambiente de las letras. Obligado por las necesidades, aceptó el cargo de temporal, comisario o factor de provisiones de la Armada, que desempeñó desde 1588 a 1592. trasladándose a Sevilla. Consta que en 1590 solicitó del rey uno de los cargos que se hallaban vacantes en las Indias, especialmente el de contador del nuevo reino de Granada, el de las galeras de Cartagena, el gobierno de Soconusco o el corregimiento de la ciudad de la Paz. El rey decretó que no había lugar y que buscase por acá en qué se le hiciese merced. Flado en esta promesa, volvió Cervantes a Madrid en 1594, y todo lo que consiguió fue otra comisión del Consejo de Contaduría Mayor para la cobranza de ciertas cantidades que, procedentes de tercias y alcabalas, debían varios pueblos del reino de Granada. En 1597, según las cuentas formadas por las oficinas, resultaba contra Cervantes un descubierto, por lo que se dictó auto de prisión contra él, con la orden de que fuera conducido a Madrid. Se le prendió, pero luego se le dejó en libertad bajo fianza de presentarse dentro de treinta días en Madrid a rendir la cuenta y pagar el alcance. Durante su permanencia en Sevilla se sabe que escribió varios entremeses y muchos sonetos, habiendo quien supone que en esta ciudad comenzó a escribir el famoso Quijote. Desde fines de 1598 a principios de 1603, sólo quedan de Cervantes tradiciones que, si bien bastante generales y constantes, no se apoyan en documentos conocidos, falta tanto más sensible cuanto más interesante sería saber las circunstancias que le dieron ocasión e impulso para escribir su obra inmortal, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. En 1604, dejaba Sevilla por Valladolid. entonces corte, y al año siguiente salía de las prensas madrileñas de Juan de la Cuesta el Quijote. Pero el éxito fue pronto amargado por un proceso: a las puertas de su casa cierta noche fue acuchillado un caballero navarro. Gaspar de Ezpeleta.

    por asunto de amores: Cervantes y sus dos hermanas, su sobrina y su hija lsabel fueron encarcelados, terminando el juicio con la absolución de los encartados por no hallarse cargos concretos; pero en las declaraciones del proceso se vertieron conceptos nada favorables para su hija y una de las hermanas. A partir de este momento, y pese al éxito del Quijote, el sinsabor le perseguirá con saña: su gran libro no le da dinero ni la estima de los medios literarios; Lope le desdeña.

    Ave Haneda le plagia e insulta, Lupercio Leonardo de Argensola le posterga; mientras otros escritores mediocres recibían honras por parte de los Mecenas, Cervantes hubo de contentarse con la escasa protección del conde de Lemos y del arzobispo de Toledo. En 1606 acompaña a Madrid a la corte; la serenidad parece llegar por fin, y puede dedicarse por entero a su labor literaria: van apareciendo las Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614), las Ocho comedias y ocho entremeses y la segunda parte del Quijote (1615).

    Tenía ya terminada su obra Los trabajos de Persiles y Segismunda, cuando en 2 de abril de 1616 enfermo de hidropesía, y sin serle posible salir de casa, hizo en ella su profesion en la Orden Tercera de San Francisco. Cervantes conservo su jovialidad y su entereza hasta el fin de sus días, como el que, satisfecho de su conducta, tranquilo en su conciencia, iba caminando alegre y animoso a los próximos umbrales de la muerte, que tantas veces arrostro.

    Pero donde más resplandece la entereza del justo, es en la dedicatoria con que acompañó el Persiles y Segismunda a su constante protector el conde de Lemos. Deseaba Cervantes besarle la mano antes de morir, pero fuele negado a su gratitud este consuelo, pues relevado el conde de su gobierno de Nápoles, estaba próximo a regresar a la corte para tomar posesión de la presidencia de Italia, sin que su regreso pudiera verificarse antes del 23 de abril de 1616, fecha en que el inmortal Príncipe de los ingenios murió. Al año siguiente se publicaron en Los Trabajos de Persiles y Segismunda. La producción literaria de Cervantes abarca todos los campos: la poesía, el teatro y la novela. Sus inicios fueron poéticos: a los veinte años compuso los poemas citados con motivo de la muerte de la tercera mujer de Felipe II y, ya en plena labor literaria, diez largas obras teatrales y dos entremeses, en verso, así como poemas sueltos y otros que distribuye a lo largo de sus novelas: en este conjunto poético domina la variedad; lo italianizante y lo tradicional, el metro octosílabo al dado de las églogas y los tercetos, el verso libre y las coplas de arte mayor, destacando sobre todo cuatro sonetos: Al túmulo de Felipe II, A la entrada del duque de Medina en Cádiz, A un ermitaño y A un valentón metido a pordiosero, de carácter satíricoburlesco los tres últimos. Además de la Epístola a Mateo Vázquez dejó dos poemas extensos, el Canto de Calíope, en octavas reales, inserto en La Galatea, y Viaje del Parnaso, laudatorio como el anterior aunque con distinta temática (véase Viaje del Parnaso).

    Cervantes viene considerándose como poeta menor, en gran parte por culpa de su fama como prosista. No es, desde luego, una figura comparable a Góngora, Lope o Quevedo en este sentido: en sus versos se nota el esfuerzo por conseguir los ritmos, la lucha con la rima y el lenguaje, que carece de soltura. Tampoco en las tablas alcanzó resonancia el nombre de Cervantes, aunque su producción dramática sufra menos ataques que la poética: con frecuencia se olvida que, en conjunto, es el dramaturgo más importante anterior a Lope de Vega por Los tratos de Argel, La Numancia y las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados. Se han perdido además casi una treintena de comedias pertenecientes a la época primera de su teatro, a la que corresponden Los tratos de Argel y La Numancia, caracterizadas por la aparición de figuras alegóricas que actúan, más que como personificaciones como voces interiores de los protagonistas (Los tratos de Argel) o como moralidades (La Numancia: véase Numancia, La).

    Las ocho comedias de la segunda época se encuadran en los varios géneros de moda, comenzando por el de cautivos que el propio Cervantes había iniciado en Los tratos de Argel: El gallardo español. La gran sultana y Los baños de Argel sacan a escena ambientes moriscos con alusiones biográficas cervantinas; al género caballeresco pertenecen La casa de los celos y selvas de Ardenia y El laberinto de Amor, de intriga demasiado enrevesada y extravagante. La entretenida es una comedia de capa y espada con desenlace distinto al que luego daría Lope a esta clase de piezas, pues la pareja de enamorados concluye separándose.

    Las mejores comedías son las dos realistas, El rufián dichoso y Pedro de Urdemalas. La primera, pese a dramatizar una "comedia de santos" diseña en el primer acto un retablo picaresco al escenificar la juventud disipada de Cristóbal de Lugo, antes de convertirse y entregarse a la oración. Pedro de Urdemalas vuelve a incidir en la picaresca, enfocada esta vez desde el mundo gitano, con evidentes analogías de argumento con La Gitanilla (véase Pedro de Urdemalas).

    Todos los críticos conceden de forma unánime a Cervantes la corona del entremés español: por desgracia sus entremeses no fueron representados, con lo cual, además de no influir en el desarrollo del género, se consumaba la mala fortuna de Cervantes como escritor, desconocido en aquello que podía recabarle algún predicamento. Sus títulos son El juez de los divorcios, El viejo celoso, La cueva de Salamanca, El rufián viudo (en verso), La elección de los alcaldes de Daganzo (en verso), La guarda cuidadosa, Ei vizcaíno fingido y El retablo de las maravillas. Las diferencias entre ellos son patentes: si en unos priva el dibujo de los personajes, en otros será la acción la que soporte el peso de la trama; en otros, el diálogo: otros serán simplemente esbozos de un cuadro costumbrista fuertemente teñido por la intención satírica contra defectos de la vida social como hipocresía, egoísmo, prejuicios, y contra determinados tipos de personas, alcaldes, jueces, escribanos, alguaciles, mujeres urgidas de amor, maridos confiados, etc. Especlalmente en El retablo de las maraVillas Cervantes hace gala de su maestría en el manejo de los recursos teatrales al servicio de una cruel sátira contra uno de los prejuicios más extendidos en la época: el de la pureza de sangre. Si la crítica viene poniendo reparos a la poesía y al teatro de Cervantes, en la prosa novelesca todos están de acuerdo de denominarle el mejor prosista español y uno de los grandes novelistas universales. Pese a las diferencias, por toda su obra narrativa corre la misma savia: La Galatea, novela pastoril publicada en 1585, está considerada como una respuesta al ansia idealista del autor, tironeado también por la tendencia contraria, la del mundo material como pondrá de manifiesto, el Quijote; pero si en esta obra, Cervantes consigue amalgamar la antinomia idealismo-realismo, en La Galatea se queda en el primer mundo, sin lograr reducirlo y armonizarlo con su contrario. Se ha tachado a esta novela pastoril (véase Galatea, La) de primeriza; y en cierto sentido las deficiencias abundan, motivadas a veces por las obligaciones del género', pero en el espíritu de La Galatea apuntan los principios sobre el arte y la vida que más tarde habrían de lograrse en otras obras novelescas cervantinas. Aunque la segunda novela publicada fuese el Quijote, entre La Galatea y esa compuso varias de sus Novelas ejemplares; la colección formada por doce, apareció en 1613; La Citanilla, El amante liberal, Rinconete y Cortadillo, La española inglesa, El Licenciado Vidriera, La fuerza de la sangre, El celoso extremeño, La ilustre fregona, Las doncellas, La señora Cornelia, El casamiento engañoso, El coloquio de los perros; al margen queda una novela, La tía fingida, cuya paternidad ha sido puesta en duda por la crítica. El denominador común de esta obra novelesca, prescindiendo de su mayor o menor calidad literaria, es la preocupación ética que se traduce en un idealismo moral que le lleva a insistir de forma significativa en la alabanza de la libertad y de la honra; en este último aspecto Cervantes, en disparidad tajante con el resto de sus contemporáneos que la fijaban en la opinión ajena, la sitúa en el individuo. El moralismo le impulsa también a encarnar ideas en sus personajes, con lo cual sus héroes resuítan hasta cierto punto falsos. La mezcla de idealización y de realismo afecta también a las tramas: en unas, la realidad apenas participa de la narración; en otras, la realidad y su pintura lo son todo; de ahí la vitalidad de unos relatos y la monotonía literaria en que se sumen otros. (Véase Novelas ejemplares; Gitanilla, La; Rinconete y Cortadillo; Coloquio de los perros, El; Amante liberal, El; Dos doncellas, Las; Señora Cornelia, La; Licenciado Vidriera, El; Española inglesa, La; Fuerza de la sangre, La; Celoso extremeño, El; Ilustre fregona, La; Casamiento engañoso, El; Tía fingida, La).

    En 1605 aparece en Madrid la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, a la que diez años más tarde seguirá la segunda. El intento es puesto de manifiesto por el propio autor: "Poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías" que gozaban de general predicarnento.

    Se ha dicho que Cervantes crea o recrea dos mundos a lo largo de esta obra: el de la poesía y el de la historia, el de la imaginación y el de la experiencia, el de la literatura y el de la vida. De ahí que se hayan establecido tres planos con los ingredientes del Quijote:
  11. El objetivo. constituido por la realidad visible, al que pertenecen Alonso Quijano. Sancho y los diversos personajes con que topan en sus correrías: bachilleres, el canónigo, venteros, arrieros, galeotes, duques, etc., así como objetos propiamente dichos, molinos, ventas, rebaños, etc.
  12. El ficticio, que corresponde a la realidad imaginada, creada por Cervantes a partir de corrientes literarias anteriores: en este plano se inscriben diversos relatos episódicos: los pastoriles (Marcela y Grisóstomo), los sentimentales (Cardenio, Luscinda, Dorotea), los psicológicos de aventuras contemporáneas (la historia del cautivo), etc., que en ocasiones enlazan de forma perfecta con las aventuras del caballero y en otras se relatan en su presencia; a un lado queda la novela El curioso impertinente, psicológica, que está incluida sin relación alguna con los personajes ni con la trama. Y 3): el tercer plano, psicológico, simbólico y espiritual, corresponde a un mundo de mayor complejidad, relacionado con los valores morales intrínsecos de la obra, con la problemática y el sentido trascendente de la pareja protagonista. El Quijote es ante todo un libro abierto, un libro cuya complejidad, en vez de acercamos a soluciones, hace preguntas y torna impracticable cualquier tipo de definición simplista. Cervantes, ubicado en el desengaño, configura su genial pareja afirmando que el mundo es equívoco, que la vida humana carece de certidumbre, que las interpretaciones son tantas que quizá sea mejor no darlas. (Véase Don Quijote de la Mancha; Sancho Panza).

    La última obra de Cervantes fue dedicada al conde de Lemos. Los trabajos de Persiles y Segismunda (1617). vuelve a ser una intentona cervantina de acercamiento a la realidad por el lado de la idealización. Novela de aventuras bizantinas, de constantes idas y venidas que reflejan los cuantiosos trabajos de los protagonistas, supone un impulso del autor hacia la belleza ideal, sin olvidar por ello el realismo: cierto que la trama del cuadro es inverosímil, pero en ella hay retazos costumbristas, alusiones a problemas de la época, exaltación de las concepciones morales, siempre sostenidas por Cervantes, honra y virtud, resignación fuerte y rotunda ante la adversidad. Lo que en el Persiles triunfa es la nobleza del espíritu, el esfuerzo del héroe: si en el Quijote hay que ver el fracaso del héroe ante la realidad, en el Persiles, el héroe triunfa, pero no de la realidad, sino de un mundo inverosímil, irreal, que para Cervantes también era real porque estaba sustentado en una verdad poética hacia la que el autor se orientaba constantemente. (Véase Trabajos de Persiles y Segismunda, Los).

  13. y Carvajal (Lionel de—). Prelado español, que nació en México y murió en la misma ciudad en 1638. Fue comisario del Santo Oficio, arcediano de la catedral de Santa Fe, en el nuevo reino de Granada, obispo de Santa Marta, de La Habana, de Guadalajara y de Oaxaca.
  14. y Castro Palomino (Tomás). Sabio escritor español, nacido en 1782 y muerto en 1848 en La Habana, donde ejerció numerosos e importantes cargos de índole científica y pedagógica. Dejó, entre otros escritos, unas Crónicas inéditas que comienzan en 1781 y llegan hasta 1840, conteniendo día por día todos los sucesos notables ocurridos en La Habana.
  15. y Salazar (Francisco). Literato español del siglo XVI, conocido por una colección de escritos sobre Moral, titulada Obras que fray Cervantes de Salazar ha hecho, glosado y traducido. Fue profesor de la Universidad de Osuna. En 1553 pasó a México, de cuya catedral fue canónigo en 1563. Nació en Toledo en 1514; murió en México en 1575.




Análisis sintáctico de "Cervantes"


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Frecuencia de uso de "Cervantes"



Uso en películas

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Uso en libros (hasta 1923)

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Uso en Wiktionary

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Geografía cartográfica



Cervantes

Cervantes (Departamento de General Roca, Río Negro Province) es una población que está situada en Argentina. Tiene una población de 5.173 habitantes (año 2016).

Cervantes está situada geográficamente en latitud: -39.049999, longitud: -67.383331 o lo que es lo mismo expresados en GMS (grados, minutos y segundos) latitud: 39º 2' 59'', longitud: 67º 22' 59''. [ver en un mapa de Google Maps]

Mapa de Cervantes

Utilizan el uso horario "America/Argentina/Salta" GMT/UTC -3.0 . No cambian la hora en verano ni invierno.

Cervantes pertenece a un país llamado Argentina (en Sud América) y tiene actualmente 41.343.201 habitantes (año 2016), una superficie total de 2.766.890 Km2 y cuya capital es Buenos Aires. Los países vecinos de Argentina son los siguientes: Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay, y Brasil. Como moneda utilizan Pesos [ARS] y se hablan los siguientes idiomas: español (variedad dialectal de Argentina), inglés, italiano, alemán, francés, y el guaraní.



 


Geografía enciclopédica



Cervantes

  1. Municipio de la provincia de Lugo, en el partido jud. de Lugo. 4.295 habitantes. Centro administrativo san Román. Cereales, vino, avellanas, frutas, hortalizas; cría de ganados; telares.
  2. Cerro de la República Argentina, en la provincia de Santa Cruz. Altura, 2.380 metros.
  3. Localidad de la República Argentina, en el departamento de General Roca, de la provincia del Río Negro. 880 habitantes.
  4. Distrito del cantón de Alvarado, en la provincia de Cartago, en Costa Rica. 1.820 habitantes.
  5. Municipio de Filipinas, en la provincia de Hocos Sur (isla de Luzón). 9.000 habitantes. Café, caña, palay, maderas, cría de ganado; minas de oro y cobre:.
  6. (San Pedro). Parroquia del municipio de Cervantes, en la provincia de Lugo. 500 habitantes.
  7. (San Román). Parroquia principal del municipio de Cervantes, en la provincia de Lugo. 400 habitantes.