¿Qué significa bibliografía?

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[bi-blio-gra--a] [biβlĭoɣraˈfia]

Palabra derivada del griego bibliographía, copia de libros.




Diccionario



bibliografía

  1. [femenino]. Descripción, conocimiento, enumeración de los libros y de sus ediciones.
  2. Catálogo de libros o escritos referentes a una materia determinada. [definición académica].


bibliografía

Historia.Los libros conocidos más antiguos del mundo son: los cinco Kings de la China; el Shasta de los brahmanes; lo que queda de Zoroastro; los fragmentos del antiguo historiador fenicio Sanchoniathon, y la plegaria del cantor de Tracia, Orfeo. En cuanto a bibliotecas, aparte los textos sagrados que se han podido salvar de las ruinas de Ninive y Babilonia escritos sobre ladrillos, y de los hallados en Egipto y Judea, las primeras las hallamos en Grecia formados por libros escritos sobre papiros y pergaminos. La de Alejandría, fundada por uno de los Tolomeos en el siglo III antes de j. C., llegó a contar más de 700.000 volúmenes. Los antiguos no dejaron obra alguna de Bibliografía, y se atribuye la primera al teólogo y lexicógrafo griego Focio con su Myribiblion en el siglo IX.

En España, tuvo esta ciencia su representación con Diego de Campos con su enciclopedia Planeta, Raimundo Lulio, y el médico y filósofo catalán Arnaldo de Vilanova en el siglo XIII, pero no empieza seriamente la Bibliografía hasta el siglo XV con la invención de la imprenta, en cuya fecha, el impresor de Estrasburgo, Juan Mentel, publicó la colección de los specula, de Vicente de Beauvais, en 1473, y el alemán Schoeffer, en colaboración con Jacobo Fust, el famoso Psalmorum Codex (primer libro en que se halla pie de imprenta), la Biblia latina, y un tratado De officiis.

Durante el siglo XVI en todos los paises donde había imprenta, existían colecciones o catálogos bibliográficos. El italiano Aldo Manucio (1547-1597), publica la edición de Veleyo Patérculo 1571, y en 1583 las obras de Cicerón en diez volúmenes. En España, aparecen San Isidoro de Sevilla, llamado el príncipe de la Bibliografía, con sus Orígenes o Etimologías; Cristóbal Escobar, conónigo de Girgenti; García Matamoros; Antonio Agustín, arzobispo de Tarragona, etc. Cabe observar que durante los s. XVI, XVII y gran parte del XVIII, las colecciones bibliográficas se clasificaban según las diferentes ciencias de que trataban en los tres grupos siguientes: L0 Libros griegos y latinos; 2.° Libros alemanes, y 319 Libros de idiomas varios. El alemán Cristián Vechel publicó en 1543 ediciones de autores griegos y latinos; el francés Simón Colines imprimió más de 700 obras; Roberto Estienne, entre otros trabajos, imprimió una traducción de la Biblia; el célebre naturalista suizo Conrado Gesner dejó una excelente colección bibliográfica bajo el título de Biblioteca; Cristóbal Plantino de Amberes, a quien Felipe II de España encargó la reimpresión de la famosa Biblia Poliglota, el inglés Andrew Mausel, publicó la colección de todas las obras impresas en inglés hasta 1595. Durante el siglo XVII aumenta el interés por la Bibliografía gracias a los trabajos de erudición llevados a cabo por los religiosos de las órdenes de San Benito y de San Agustín, y de los bolandistas o continuadores del Acta sanctorum del jesuíta belga Bolland. En España destacaron en ese siglo Francisco Araoz por su Tratado de Bibliografía, impreso en 1631, Tamayo de Vargas, cronista de Castilla y de Indias; Nicolás Antonio, quien publicó en Roma el libro Biblioteca Hispania que le ha dado fama universal, y se reimprimió después en Madrid; el historiador Diego de Colmenares; el jesuíta Pedro Ribanedeira, Fray Alonso Fernández, etc. En 1654, V. Borel publica en París la Biblioteca-Quimica; los alemanes Martín Lipenius y von Beughen logran hacer de la Bibliografía una especialidad, ocupándose el primero en lo referente a Teología, Filosofía y Medicina, mientras el segundo imprime una colección de los incunables y consagra su principal repertorio a la Bibliografía jurídica, histórica, geográfica y matemática. Durante el siglo XVIII la Bibliografía alcanza categoría de ciencia especial. Su definición en el moderno sentido de descripción y conocimiento de los libros data de esa época. En España aparecen en este siglo toda una pléyade de sabios bibliográficos, como Pellicer y Saforcada con su Ensayo de una Biblioteca de traductores españoles; el sevillano Juan Lucas Cortés; Vicente Jimeno, autor de Escritores del reino de Valencia cronológicamente ordenados desde el año 1238 hasta 1747; los hermanos Masdeu, García de la Huerta, etc. En Francia se citan a Anselmo Tricaud con Ensayos de literatura para el conocimiento de libros; Jacobo Lelong, con Biblioteca histórica de Francia, y a partir de 1748 se publicó en París la Biblioteca anual y universal, en que se relacionan todos los libros impresos y publicados en Europa, con multitud de boletines y revistas bibliográficas. En Alemania el desarrollo fue muy intenso, descollando entre otros Gaspar Gottschling, que floreció en la primera mitad del siglo XVIII (1702); Teófilo Struve, bibliotecario en Jena, 1704; Juan Formey, autor de la publicación de la Biblioteca Germánica, que alcanzó 25 tomos; Juan 'Wolf, en 1748; von Rohr, en 1754; Weidler (1691-1755); Teófilo Hufeland, que en unión de Ersch emprendió la publicación de la gran enciclopedia alemana conocida con este mismo nombre; Westphal, etc. En Inglaterra, los principales trabajos bibliográficos durante este siglo fueron dedicados a la publicación del General Index ío the Monthly Review, debida a Ayscough en 1786, y a la colección de José Banks, publicada por J. Dryander en 1798, considerada como una de las más valiosas de Europa. En Rusia, aparece en 1785 Damaskin Semenow con su magnífica Biblioteca rusa, que comprende el conocimiento de todos los libros aparecidos en aquel país a partir del descubrimiento de la imprenta hasta la citada fecha. En Holanda, se cita a Juan, conde de Meerman, con sus magníficas colecciones publicadas en 1765. Italia da a conocer en 1782 la notable Biblioteca bibliográfica antigua y moderna publicada por Fr. Tornelli, además de las colecciones publicadas por Ayam y [femenino].

Giandonati en 1726. Durante el siglo XIX, el incremento que tomó la Bibliografía aleanzó lo insospechado. En lo que se refiere a España, sería interminable reseñar cuantos sabios y bibliógrafos contribuyeron a su espléndido desarrollo; baste para ello citar a Bartolomé Gallardo, Población de Ganyangos, Bofarull y Brocá, Ramón de Sisear, Ángel del Arco, obispo Torres Amat, Fernando de Valderrama, Milá y Fontanals, Rubió y Lluch, Menéndez Pelayo, Jerónimo Boras, Soler y March, Manuel Hidalgo, Martínez Añibarro, Mariano Aguiló, Andrés Balaguer, Rodolfo Gil, Ricardo del Arco, Manuel Otero, Ignacio de Assó, Jaime Massó, etc., etc. En Francia, Achard publica su curso elemental de Bibliografía, que fue el primer ensayo para la introducción de la enseñanza de esta ciencia en las escuelas. El profesor Peignot consideraba la Bibliografía como "el más vasto y universal de todos los conocimientos humanos", y Napoleón, en 1807, declaró que "si en una capital como París existiese una escuela especial de Bibliografía, la juventud, en vez de emplear la atención en lecturas de poca confianza, la dedicaría a una mejor instrucción".

El movimiento bibliográfico que con tan buenos auspicios había comenzado en Francia, se vio interrumpido por los acontecimientos que se desarrollaron con la caída del primer imperio; no obstante, cabe señalar por sus importantes trabajos a Jacobo Brunet; al filólogo Augusto Picot; Leopoldo Delisle, director de la Biblioteca Nacional de Paris; Juan Tourneux, que al mismo tiempo alcanzo gran reputación como crítico de arte; Pedro Cordier, Chevalier, Ruelle, etc., independiente de aquellos sabios que se ocuparon indirectamente en la Bibliografía. En Alemania se desarrolla esta ciencia admirablemente, pues de la misma manera que establece un cuidadoso celo en la bibliografía de los incunables, de los libros de ediciones raras, etc., se distingue por la bibliografía práctica y por la publicación de obras completas. Todos los países aportaron grandes progresos a la Bibliografía durante el siglo XIX y lo que va del XX, pero también indiscutiblemente, Alemania ha sido y continúa siendo el país que va a la cabeza de este movimiento intelectual. Entre los alemanes que hicieron de esta ciencia una especialidad destacaron, en 1825, Ebert; en 1826, J. Weber; en 1827, Esch; en 1828, Fr. Enslin; en 1830, Schweiger; en 1833, Lofrund; y entre los notables bibliógrafos, Graesse, Weller, Petzholdt, Dahlman, Goedeke, Waitz, Potthast, Kurschner, etc. En los Estados Unidos, figuran como más destacados Cogswell, Sewet, Griswold, Winsor, Noyes, Lutter, Spofford, etc. En Rusia, Mezhoff, Gennadi, Minzloff, Karataief, etcétera. En Inglaterra, Low, Willis, Sotheran, Quaritch, Neale, etc. En el transcurso del tiempo que comprende el presente siglo XX, y a pesar de haber sufrido durante dicho tiempo dos guerras mundiales, la Bibliografía ha seguido su impulso creciente en sus dos aspectos científico y comercial.


 


Sinónimos de "bibliografía"





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Posibles prefijos y sufijos:



En la palabra bibliografía, se identifica el prefijo biblio-, prefijo que indica relación con libros o la escritura, utilizado en palabras como bibliófilo (persona que ama los libros) o bibliógrafo (persona que estudia la historia y clasificación de libros). Además, también se ha identificado el sufijo -grafía, (Del griego grapho, escribir). Sufijo que se utiliza para indicar "escrito", "descripción" o "tratado". Ejemplos: fotografía (descripción mediante imágenes), biografía (escrito sobre la vida de alguien).






Análisis sintáctico de "bibliografía"


A nivel sintáctico, esta es la clasificación de "bibliografía" teniendo en cuenta también las posibles variantes:


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Frecuencia de uso de "bibliografía"



Uso en películas

En una escala del 1 al 10, esta palabra es de nivel 4. Más concretamente, ocupa el lugar 195.299 de un total de 634.264 palabras que hemos analizado en esta fuente.

Esto significa que aparece con regularidad en el lenguaje cotidiano y es parte de un vocabulario estándar.
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Uso en libros (hasta 1923)

En una escala del 1 al 10, esta palabra es de nivel 2. Más concretamente, ocupa el lugar 26.637 de un total de 246.873 palabras que hemos analizado en esta fuente.

Esto significa que aún es muy común y se emplea regularmente en diversos contextos.
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Uso en Wiktionary

En una escala del 1 al 10, esta palabra es de nivel 1. Más concretamente, ocupa el lugar 15.918 de un total de 922.236 palabras que hemos analizado en esta fuente.

Esto significa que es una de las palabras más usadas del idioma, indicando una alta frecuencia de uso en textos y conversaciones diarias.
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