¿Qué significa arcabuz?
[ar-ca-buz] [arkaˈβuθ]
Palabra derivada del francés arquebuse, y éste del italiano archibuso o archibugio, alteración del al, hukenbüchse.
Diccionario
arcabuz
- [masculino]. Antigua arma de fuego, de menor calibre que el mosquete, y la cual ha experimentado muchas alteraciones en su uso y forma, desde que se manejaba como ballesta de torno hasta que pudo llevarse al hombro.
- Arcabucero, soldado armado de arcabuz. [definición académica].
arcabuz
Más información.— En su origen el arcabuz, fue una combinación del cañón de mano y de la ballesta común que tomó el nombre de "ballesta de trueno", pero debido a su semejanza con el "arcabussio" italiano, se generalizó la palabra arcabuz. E. Meyer, lo hace aparecer en 1334, otros autores en 1440, y no pocos afirman que fue inventado en Nuremberg en 1515. Sea una u otra la fecha de su aparición, no admite duda que durante la primera mitad del siglo XVI se generalizó el empleo del arcabuz como arma portátil de fuego substituyendo al "cañón de mano", con la aplicación en la canal por donde salían en la "ballesta de torno" las flechas y bodoques impulsados por la fuerza elástica de un muelle, de un cañón por el que salían los proyectiles impulsados por la fuerza expansiva de los gases de la pólvora, y cuyos proyectiles consistían en unas pelotas llamadas "virotones" o "viratones", de hierro, algunas veces cubiertas de plomo y aguzadas. Los españoles introdujeron la mejora de abrir el oído (agujero por donde se comunica éste a la carga del arcabuz), en el lado derecho del arma, forjándole una cazoleta junto al oído, con objeto de contener el cebo o polvorín. Poco después, se completó esta cazoleta con una tapa giratoria que a voluntad la dejaba abierta o cerrada para evitar que el polvorín o cebo se vertiese.
De esta manera quedaba libre la parte superior del cañón para hacer la puntería, y además se daba fuego a la carga por el lado derecho y permitía llevar el arma cebada hasta el preciso momento de hacer fuego. Para dar fuego a la carga había necesidad de acercar al cebo de la cazoleta un carbón encendido o bien un hierro candente, que se simplificó más tarde con el empleo de la "mecha-cuerda", que se llevaba encendida siempre en el botafuego, hasta que con la invención del "serpentín" se suprimió el botafuego, fijando la mecha en una vasilla de hierro en forma de S que atravesaba la caja y acercaba el extremo opuesto. Esta mejora, también inventada en España, en el año 1423, se perfeccionó después agregándole unos muelles y un disparador, montadas estas piezas sobre una planta de hierro sujeta al costado derecho del arcabuz, que tomó el nombre de "llave del serpentín".
A pesar de todas estas ventajas, el empleo de la mecha, que debía llevarse siempre encendida, ofrecía no pocas dificultades, como la necesidad de quitarle la ceniza y alargarla después hasta la longitud conveniente para alcanzar el cebo, dificultar las sorpresas nocturnas, etc., todo lo cual se resolvió en el año 1517, substituyendo la "llave del serpentín" por la "llave de rueda", que, además de suprimir la mecha, inflamaba el cebo por la chispa producida por el choque de una rueda de acero con un pedernal. También parece ser que en los últimos años del siglo XV se añadió el rayado del cañón, y que en el XVI, se inventó el arcabuz de retrocarga. En la Armería Real de Madrid existe un arcabuz de esta clase inventado por el español Cristóbal Freislova, construido en Ricla (Zaragoza), en 1565, con la particularidad de que el cierre de tornillo que contiene está fundado en el mismo principio que dio origen a los eierres de la moderna artillería. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, los arcabuceros a caballo usaron unos arcabuces de cañón corto y culata muy curvada que se disparaban con una sola mano, llamados "pistoletes".
Se distinguían diferentes clases de arcabuces: los de muralla. cuya longitud de ánima del cañón oscilaba entre 0'80 y 1'60 metros, con un calibre que variaba de 16 a 30 milímetros y un peso de la bala que variaba entre una y ocho onzas, e iban provistos de un gancho para fijarlos en el parapeto, y como sustantivo peso era de 24 a 28 kilos, necesitaban dos hombres para su servicio; los ordinarios para la infantería, que requerían el auxilio de la horquilla para apoyar sobre ella el extremo del cañón y el de un paje para transportarlos durante la marcha; y los arcabuces ligeros, que disparaban balas de once gramos de peso y se apuntaban a brazo libre. Desde su aparición, el arcabuz sufrió muchas transformaciones, tanto en su uso como en su forma, hasta la aparición del mosquete, semejante al arcabuz, pero más ligero, más largo de cañón, de mayor calibre y de mayor alcance, pues sus tiros llegaban a 300 metros o más. El duque de Alba en las guerras de Flandes en 1567, fue el primero que adoptó el uso de los mosquetes. El mosquetero se encontraba desarmado después de haber tirado, debiendo resguardarse detrás de los piqueros, hasta que la piedra de chispa convirtió el arcabuz y el mosquete, en el año 1630, en el fusil de chispa como arma portátil de fuego pera la infantería. Después, al comenzar el siglo XVIII se inventó la bayoneta, que se metía en el cañón del fusil y servía de pica; y así, el soldado o peón, provisto de fusil y bayoneta, podía combatir de cerca y de lejos, sin verse desarmado. Pero, hundida la bayoneta en el cañón del fusil, presentaba el defecto de necesitar tiempo e impedir el tiro, hasta que por fin, a últimos del XVIII se inventó la bayoneta de cubo, que se fija alrededor del cañón del fusil en su extremo, y en la misma época se adoptó la baqueta de hierro para cargar el fusil. Ya en estas condiciones, adoptada la bayoneta como arma adherente al fusil, se facilitaban a los peones las ventajas de la pica, especie de lanza larga compuesta de una asta de uno a seis metros de longitud, con un hierro pequeño y agudo en el extremo. En los arcabuces y mosquetes de lujo destinados a las armerías de los magnates y personas de calidad, se hacían verdaderos primores de arte en el adorno en oro, plata, nácar y marfil de las cajas, y delicadas labores de cincel y grabado con que se cubrían las llaves y cañones. Desde luego el arcabuz, a pesar de su corto alcance y su escasa rapidez de tiro hizo evolucionar el arte militar en ostensibles manifestaciones de transformación de las Armas de Infantería y Caballería. Acabó con la casi invulnerabilidad de aquellos caballeros cubiertos de hierro, ante las picas de la infantería. Se comprende el odio implacable que éstos profesaban a los ágiles arcabuceros. El famoso Pedro de Terrail, señor de Bayardo, capitán francés apellidado "el caballero sin miedo y sin tacha", ahorcaba sin remisión a cuantos caían en su poder, dándose el caso de que en Italia, al pasar el río Sesia (Piamonte), en el año 1524, murió de un arcabuzazo que le rompió la columna vertebral. Los caballeros revestidos de hierro y armados de lanza y espada, fueron substituidos después por los coraceros, que conservaban la lanza; los dragones, que eran peones a caballo; y los húsares, vestidos a la turca, que montados sobre caballos ligeros, llevaban por armas la espada y pistola larga, de donde proviene la llamada "pistola de arzón".
Si durante el siglo XVII la caballería decidió casi todas las batallas, en el XVIII fue la infantería la que alcanzaba las victorias, y en el XIX, después de las guerras napoleónicas, tocó a la artillería el más importante papel.
Sinónimos de "arcabuz"
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Análisis sintáctico de "arcabuz"
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Frecuencia de uso de "arcabuz"
Uso en películas
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Uso en libros (hasta 1923)
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Uso en Wiktionary
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